Un pueblo unido para jarear
Los pescadores arrastraron ayer toneladas de salemas sobre el Río de El Cotillo. Mientras tanto, en el muelle chico los viejos esperaban para jarear y secar. El pueblo en peso se puso manos a la obra con motivo de la calada de pescado, el principal acto de las fiestas del Buen Viaje.
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El pueblo de El Cotillo vivió ayer uno de los actos más populares de las fiestas del Buen Viaje, la calada de pescado sobre el Río de El Cotillo. En la madrugada del martes, con la pleamar, los pescadores se botaron al agua a colocar trasmallos y chinchorros para cerrar la salida del pescado en el charco. Y con el alba se hizo el espectáculo. Entre unos y otros, padres e hijos diestros en las artes de pesca, unos dentro del agua, otros fuera y otros a bordo de barquillas, fueron cercando el pescado hacia una orilla. Montañas de salemas, probablemente más de dos toneladas, se cargaban en cajas y tiraban directamente sobre el remolque de una pequeña camioneta.
Sobre riscos de los alrededores se arremolinaban decenas de turistas con cámaras fotográficas, vecinos del pueblo y otros curiosos. Desde El Río de El Cotillo la camioneta salió camino de muelle chico. Allí esperaban los mayores del pueblo a que llegase el cargamento para jarearlo. En un santiamén agarraban una pieza, la abrían en canal, le sacaban las tripas y la metían en la bañera de salar. Y aparecía un hombre con una carretilla después, cargaba el género y se lo llevaba para tenderlo sobre los callaos de la playa. En unas cuantas horas las salemas ya estaban listas para el asadero.
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