Un oasis en la jungla del asfalto

Antonio F. de la Gándara

Lunes, 20 de julio 2020, 06:36

El bodegón del Pueblo Canario, el Hotel Santa Catalina y el parque Doramas conforman el pulmón más oxigenado y tranquilo de Las Palmas de Gran Canaria, aunque también es una de las zonas de esparcimiento menos frecuentadas por los palmeases, que a menudo lo marginan como zona para turistas.

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Parece increíble que a sólo 140 metros estén rugiendo los automóviles sobre un agresivo asfalto que al derretirse parece cobrar vida de criatura lovecraftiana . Y qué más dará: el cóctel de la semana en la terraza del bar Carabela del Hotel Santa Catalina es el Old Fashioned (inventado en el Waldorf Astoria de Nueva York en 1931) y la pianista Keka Gosalbez toca Fly me to the moon.

«Así arda el jodido tráfico», parece pensar, tras las volutas de su Condal del 5, Manuel Moreno Almeida, de 76 años. El empresario lleva cerca de 20 años viniendo casi a diario al Hotel hasta hace bien poco tenía habitación propia y ha hecho de una mesa del comedor su oficina, donde despacha con clientes y amigos y come a menudo. Todo el mundo lo conoce, y el conoce a todo el personal del hotel por su nombre. Los saluda constantemente, se interesa por ellos y por sus hijos. La leyenda dice que a muchos los ha ayudado a solventar problemas estudios de los hijos o enfermedades poniendo dinero de su bolsillo. Él se revira cuando le tocan el asunto. «Uno esta para hacer favores con esta mano y contarlos con la otra, nadie tiene por qué enterarse de lo que yo haga o no haga», explica.

Moreno Almeida tiene casa y familia en Guanarteme, pero él es un hombre de hotel, lo fue toda su vida. Antes del Santa Catalina fueron otros, pero ahora asegura que ya no piensa cambiar. Sobre todo desde que José Rojano tomó las riendas de la cocina. «Antes no es que estuviera mal, pero ahora es otra cosa, otro nivel»; expone Manuel Moreno. Rojano, sentado a su vera, sonríe y pone cara de soufflé de abadejo.

El chef y su cliente se confiesan enamorados del entorno mucho más allá de los intereses obvios. «Este es un marco que para sí lo quisieran montón de ciudades, como entorno no hay ninguno mejor, y mire que yo soy de San Sebastián», expone Rojano, chef ejecutivo del hotel desde hace poco más de cuatro años. Fue premio del Cabildo al mejor cocinero de la isla en 2011 y todo el mundo lo dice, va camino de la estrella Michelín. «Está mejor ubicado que el María Cristina de Donosti, y el marco supera al del Alfonso XIII de Sevilla o a Reconquista de Oviedo». Apoya Rojano la moción: «Los habitantes de esta ciudad deberían de identificarse con el Santa Catalina como espacio propio, perderle el miedo».

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