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Tiempos difíciles

Y además de difíciles, tiempos de muchas dudas y muy pocas certezas, que obligan a mantenerse expectantes, activos contra la indiferencia para que no se imponga la complicidad del silencio, la pasividad como mal social, porque, aunque los apologetas del Gobierno anuncien que vamos mejor, esta semana hemos sabido que la recuperación se estanca, es decir, nos lo ponen duro y lo peor no ha pasado, más aún, vendrán tiempos peores y malo es que se asuma la costumbre de vivir peor bajo el mandato de la dictadura del mercado, mientras se impone la pandemia del doble rasero, dejamos pasar los días sin repensar la democracia y apenas nos interesamos sobre la ética y la política.

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Todas las cursivas son títulos de artículos de Antonio Morales que figuran en un libro que acaba de editar, titulado precisamente Tiempos difíciles y subtitulado Apuntes para repensar la democracia, que recoge un buen montón de ellos escritos en los últimos años, muchos publicados en este mismo periódico.

Y como quiera que en estos tiempos difíciles la reflexión política, siempre tan necesaria, no abunda, bueno es saludar este compendio de reflexiones que invitan a pensar, a debatir y, en consecuencia, a participar. Porque la democracia no es solo votar, también es participar.

Tiempos, ya digo, difíciles en los que pasa mucho pero poco se explica el por qué pasa, en los que atreverse a interpretar lo que sucede suele ser fuente de mucha incomprensión y la confrontación de pareceres franca, abierta, sin sectarismo, sin estigmatizaciones, no abunda; en los que dios nos libre de toser al establecido y las diferencias ideológicas y políticas se llevan al plano personal.

Tiempos en que abunda el descreimiento, en gran medida lógico, visto el sin fin de ilusionantes proyectos que se han derrumbado porque el mercadeo y el oportunismo se han impuesto en la acción política, y no importa cambiar los criterios por razones electorales y no por convicción. Lo de la retirada del proyecto de ley de la reforma del aborto, considerándola oportuna, es un ejemplo más de la sumisión de las convicciones a las encuestas.

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Época ciertamente complicada donde la moral tal vez reina pero, incontestablemente, no gobierna, la ética y la política parecen reñidas, se trata no de vencer sino de destruir al adversario, hay demasiados cómplices por acción u omisión con el actual estado de cosas, abundan los lobos con piel de cordero y, también, los virtuosos en las ambigüedades para, desde la indefinición, poder estar siempre en la puja, porque priman los redentores frente a las ideas.

Tiempos, lo ha dicho la mismísima Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, en los que «hay demasiada gente buscando trabajo y que no lo encuentra. Demasiada trabajando a tiempo parcial, y demasiada que no busca empleo pero que lo haría si el mercado laboral fuera más robusto».

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Entre tanta confusión, bueno es pensar, repensar, aunque cueste, para tener criterio, para tener voz.

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