Sin comer y a la intemperie por un trabajo
Ha llovido a mares en Telde estos días y ni con esas se han rendido Santiago León y José Antonio Brito, en huelga de hambre desde hace días y a la intemperie, en la plaza de San Juan, para exigir un trabajo digno. Su lucha ha animado a un tercero, a Antonio Miguel del Pino.
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Empezó Santiago, un vecino de 50 años de El Cortijo de Belén, entre Jinámar y Cruz de la Gallina, que hoy hace 12 días que decidió liarse la manta a la cabeza y encabezar en solitario una protesta para exigir un puesto de trabajo. Lo hizo porque está cansado de depender de los demás, de las ayudas de la administración, del papeleo, y de pasar necesidades. Lleva 6 años en paro y ya cree que la única manera de que alguien le dé una oportunidad laboral pasa por visibilizar su drama y el de su familia, con dos hijos de 7 y 5 años, con una huelga de hambre. Solo percibe la RAI, los famosos 426 euros, un año sí y otro no.
Su ejemplo cundió en otro vecino de Telde, José Antonio Brito, de El Caracol, y tres hijos . Es más joven que Santiago, suma 44 años, pero le gana en veteranía en la cola del paro, a la que vive atado, muy a su pesar, desde hace 8 años. Tres días después que empezara Santiago se le unió Brito, que ya lleva en ayunas 9 largas jornadas.
Y desde este fin de semana les acompaña también Antonio Miguel del Pino, albañil de 33 años, que lleva desde 2011 haciendo trabajos de forma intermitente y con contratos siempre a tiempo parcial que no le permiten ganarse la vida. Asegura que desde junio pasado no ha tenido más ingresos que 87 euros y que este año solo ha currado 28 días «Estoy aburrido de que me engañen, ya no tengo nada que perder». Santiago, que es peón de la construcción, pero que ha ejercido de todo, desde auxiliar de seguridad a camarero, confía en que algún empresario conozca su historia y le dé una oportunidad. «Todas las ganas que estoy poniendo en resistir esta huelga de hambre las pondré en dejarme la piel en un puesto de trabajo», asegura. José Antonio Brito trabajó en Trasmediterránea y luego ha sido muchas cosas, pero su suerte cambió hace 8 años. «He pasado hambre por necesidad, ahora la estoy pasando por dignidad», sentencia Brito.
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