Silenciosos inquilinos
Vicente Escobio / Rubén Naranjo
Jueves, 16 de julio 2020, 22:18
Cuando rodamos un mueble o encendemos la luz de alguna habitación de nuestras casas, ocasionalmente nos podremos encontrar con unos pequeños y silenciosos okupas, que se podrán sentir tan sorprendidos como nosotros: los perinquenes. Agustín Millares Cubas, en su obra Cómo hablan los canarios recoge el término perinquén, señalando que es el «nombre isleño de una especie de lagarto que frecuenta nuestras habitaciones y no merece su detestable reputación», para añadir que «es un bicho inofensivo. Del sujeto delgado y larguirucho suele decirse que parece un perinquén». Aunque no se trate de un lagarto, en realidad son reptiles de la familia Gekkonidae, sí que tiene toda la razón Millares Cubas cuando afirma que es un animal inofensivo, y supone además un útil inquilino que paga su alquiler ejerciendo de eficaz «agente insecticida biológico», ya que los artrópodos (insectos, arañas, ), constituyen su alimento fundamental. En realidad, es una especie que se ha sabido adaptar muy bien a los ambientes humanizados y en particular los urbanos. Es un grupo de animales que a la hora de su clasificación, en los últimos años se han verificado algunos cambios, determinándose nuevas especies. A lo largo del archipiélago canario se describen varios perinquenes, así para las islas e islotes orientales se señala Tarentola angustimentalis (Steindachner, 1891). En Gran Canaria y El Hierro, Tarentola boettgeri (Steindachner, 1891), con dos subespecies: T. boettgeri boettgeri y T. boettgeri hierrensis. Según recoge el Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España, atendiendo a los criterios de diferentes autores, unos lo consideran emparentado con un perinqué de las Islas Salvajes, allí denominados osgas, en tanto que otros confirman que se trata de una especie diferente: Tarentola bischoffi. Para Tenerife y La Palma se señala la especie Tarentola delalandii (Duméril y Bibron, 1836), en tanto que para La Gomera, Tarentola gomerensis (Joger & Bischoff, 1983). A estos perinquenes endémicos, cabe añadir una salamanquesa rosada, de diferente género, Hemidactylus turcicus (Linnaeus, 1758), introducida y localizada en áreas urbanas de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. Viera y Clavijo, en su Diccionario de Historia Natural, señala únicamente el término perinquén, que para D. J. Wölfel, «esta voz procede, sin duda, de la lengua aborigen», en tanto que la Academia Canaria de la Lengua señala también, en diferentes islas, hasta nueve nombres diferentes o parcialmente distintos, como rañosa, perenquén, cherenque, salamanca y pracan.
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