Serrano traslada al lienzo las naturalezas inservibles
David Serrano (Córdoba, 1975) ha tardado mucho en escoger su camino. El artista, dedicado a la investigación y a la docencia, confía en haberlo encontrado. Ahora, en la galería Manuel Ojeda de la capital grancanaria, comparte con el público sus primeros hallazgos. Su pintura juega con la representación de la realidad y la percepción.
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La sala grancanaria acoge la segunda exposición de Serrano. No obstante, no se puede decir que se trate de un artista novel. El andaluz ha invertido muchos años en dar con un estilo particular para representar la realidad a través de la pintura; una especie de hiperrealismo parcial en el que focaliza su atención en algunos elementos de sus naturalezas muertas, mientras que otros quedan resueltos con pinceladas sueltas y visibles. «Me interesa trabajar desde la globalidad. A medida que el dibujo avanza gana en detalle», explica el autor, que entiende que en casi todos sus cuadros podría seguir pintado de forma indefinida. «Siguen un proceso de trabajo en el que no me planteo terminar la obra. Todo se puede seguir trabajando», explica sobre su meticulosa labor.
«Busco la representación de un espacio objetivo, con todas las deformaciones que ello conlleva», relata sobre la finalidad de su pintura. De hecho, el artista también intenta representar la realidad tal y como la percibe la retina, o sea, de forma curvada, aunque finalmente esta deformación sea corregida tras llegar al cerebro.
Por otra parte, Serrano centra su mirada en objetos cotidianos que pasan desapercibidos pero que definen nuestro tiempo; envases, herramientas y enseres domésticos que se acumulan de forma negligente en espacios tan poco transitados como los trasteros. «Jamás se me ocurriría pintar una calle de Roma», apunta el autor, que prefiere situar al espectador en los espacios que él habita.
Durante estos años ha afinado su metodología de trabajo. Y eso se lo debe, en parte, al análisis de la pintura de Antonio López, protagonista de su tesis doctoral. «Su obra resolvió mis dudas sobre la representación de las formas y sus distorsiones», comenta el investigador que sostiene que muy pocos pintores a lo largo de la historia se han planteado la perspectiva desde una visión curvilínea. Entre ellos, cita a William Turner, M.C. Escher, William Orpen o Carel Fabritius.
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Además, gracias a su investigación, ganó a un amigo. «Antonio es una persona sencilla, excepcional y brillante. Fue muy generoso conmigo», explica acerca del famoso hiperrealista español que ahora está inmerso en un retrato de la familia real. «Está muy preocupado. Le está costando mucho porque le supone un cambio de método. Él está acostumbrado a pintar del natural», comenta el artista, que cree que esta obra se aleja de lo que ha definido su trabajo. «Creo que no debería haber aceptado el encargo», opina.
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