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¿Por qué CC no quiere un pacto con Podemos?

Viernes, 17 de julio 2020, 00:37

Es inveterada la posición central de Coalición Canaria en su representación en Madrid a la hora de apoyar uno u otro bando político. Parece una postura sensata cuando el único objetivo ha sido, y es, obtener acuerdos que beneficien a Canarias. Quizá por eso ha sorprendido la postura de Ana Oramas al rechazar, con rotundidad, un pacto en el que esté Podemos, abriendo, por primera vez, un debate en el seno de su propia organización en la que el pragmatismo pactista estaba aceptado como principio. ¿Qué ha cambiado en esta ocasión para que CC ponga por delante planteamientos ideológicos? ¿Es que no beneficiaría a Canarias un conglomerado de izquierdas que le permitiría sacar del Congreso algunos asuntos importantes que llevan años esperando? ¿O es la presencia activa de Nueva Canarias en ese pacto con Podemos la que genera el rechazo por una cuestión de protagonismo en el mismo? Ana Oramas ha hablado mucho sobre su postura, pero no aclara el fondo del asunto y pone como única razón la distancia ideológica con Podemos, un argumento que no caza con la reciente historia del partido, siempre al lado del que gobierna, salvo el paréntesis impuesto por Paulino Rivero que cerró todas las vías de diálogo con el PP para evitar el empoderamiento de José Manuel Soria en Canarias. Nunca ha importado el color político, ni se han despachado este tipo de acuerdos por afinidades ideológicas, más bien lo ha decidido el realismo. Desde la izquierda de CC, José Carlos Mauricio, en su época de mayor esplendor, no tuvo reparo alguno en pactar y convivir con el Partido Popular y con el propio Aznar. Mauricio hablaba sin papeles en el Congreso y no mostró ningún empacho a la hora de alabar la gestión del PP mientras miles de millones caían del cielo en Canarias para un ambicioso plan de infraestructuras del que ahora disfrutamos los ciudadanos. Era la época del conseguidor y nada se resistía a la influencia del avispado diputado que se paseaba por los despachos de los ministros como por el salón de su casa. Empresarios y plumillas desayunaban, almorzaban y cenaban en Madrid buscando su mediación, casi siempre exitosa. A estas alturas de la historia, lo que no tengo tan claro es si Mauricio seguía siendo de izquierdas en el 2000, o como decía un recordado amigo, «siempre fue de derechas y sólo dio un largo paseo por la izquierda». Ese pragmatismo del que ha estado impregnada CC es, posiblemente, el motor que impulsó a Fernando Clavijo a pactar con José Manuel Soria en esta última etapa. Tenía necesidad de distanciarse de Rivero, no tengo ninguna duda, pero creo que pudo más esa cultura del realismo político frente al impulso ideológico, siempre domado por los distintos sectores de CC y sacrificado por la necesidad de presentar a los canarios resultados concretos. Sea como sea, hoy Clavijo tiene 260 millones de euros más en la cuenta corriente del Gobierno, sigue abierto el diálogo con el PP en la misma medida que con el PSOE y Soria ha sido recompensado con su vuelta a Canarias. Parece razonable que un complejo pacto de izquierdas y una algarabía política en el Congreso podría beneficiar a CC, sobre todo a la hora de pasar sin dificultad una reforma del Estatuto, incardinar en la Constitución el REF, un nuevo modelo de financiación para las islas, el REF económico y otros convenios eliminados por el PP, como el de empleo, el hidráulico, el de carreteras o el de educación. La cuestión es ser parte sustancial de este pacto, y parece que CC no tiene garantizado nada en este sentido, más bien se adivina que la intención de Podemos y sus posibles socios es arrinconar a Ana Oramas en el devenir de la política del Estado y beneficiar a Nueva Canarias. No en vano durante la campaña electoral a las elecciones municipales y autonómicas, acusaron a los nacionalista de todo tipo de atrocidades y corruptelas de la casta y en el Cabildo de Gran Canaria vetaron la presencia de Fernando Bañolas en el gobierno que formalizó Antonio Morales. El protagonismo de NC en esa alianza es evidente y está influyendo en la decisión de Oramas, apoyada por la cúpula de su partido. No se esconde la clara intención de Román Rodríguez y su grupo de fagocitar, desde el poder en Madrid, a CC, convertirse en el único interlocutor de un pacto por la izquierda y rentabilizar sus apoyos para Canarias. La posición de Nueva Canarias es clara: apoyo incondicional al PSOE y a Podemos, a pesar de que es su principal competidor electoral en Gran Canaria, donde la formación magenta obtuvo dos diputados frente a dos colosos de la izquierda tradicional. Ana Oramas está, como la inmensa mayoría de los partidos, en campaña electoral. El proceso de diálogo para un pacto es un auténtico fracaso, pero ha revelado algunas de las claves desde las que pretenden actuar los partidos y quién más se ha desnudado en este proceso es Podemos. Las elecciones, o la segunda vuelta, está en el horizonte y Podemos se ha revelado como un auténtico competidor del nacionalismo, con promesas sustanciosas sobre las particularidades territoriales, que en Canarias, hasta ahora, han estado en manos de CC y NC.

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