Poblados cargados de identidad
El Museo Canario acaba de inaugurar una muestra que enseña al visitante cómo vivían los aborígenes de Gran Canaria, un paseo detallado por sus poblados. Un lugar donde vivir da idea de cómo era la sociedad aborigen, fuertemente jerarquizada, con enormes desigualdades, muy estratificada, pero también sumamente organizada, con identidad propia y patrones rituales.
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Un lugar donde vivir, una muestra organizada por el Cabildo de Gran Canaria y el Museo Canario, aporta las claves necesarias para entender hoy, en pleno siglo XXI, cómo era la sociedad aborigen. Para ello se sirve del análisis de sus poblados, espacios complejos, muy bien organizados, que no eran simplemente un cúmulo de casas. Los espacios domésticos de los antiguos pobladores de Gran Canaria eran lugares donde se desarrollaba la vida cotidiana, pero también lugares cargados de una gran simbología y una serie de patrones rituales. En definitiva, espacios donde no sólo se habita, sino que se aprende a perpetuar la cultura y se consolida la identidad a través de sus ídolos, de su decoración ritual, de la comunicación, de la enseñanza y la consolidación de una forma de vida, tal y como cuenta Teresa Delgado, técnico del Museo Canario
Detrás de Un lugar donde vivir está el trabajo de cientos de personas, de arqueólogos, investigadores, técnicos de los más variados campos, de empresas particulares, del Museo Canario y del Cabildo. Y, además, es posible gracias a la tecnología, al avance que en los últimos años ha vivido la Arqueología y una serie de ciencias transversales. En la exposición, abierta hasta el 31 de mayo de 2015, se pueden ver piezas de cerámica, restos fósiles de humanos y de animales, utensilios de la vida cotidiana como aparejos de pesca, molinos de piedra o restos de comida.
Todo ello ha salido de las excavaciones realizadas en la última década en Moya (La Montañeta), Gáldar (Bocabarranco, Argüello y Barrio del Hospital), Las Palmas de Gran Canaria (Los Barros-Jinámar), Mogán (Cañada de los Gatos), Agüimes (San Antón), Arucas (Capellanía Grande y La Cerera), Telde (Cendro, Parque Marítimo de Jinámar, Lomo de Los Melones y Llano de Las Brujas) y San Bartolomé de Tirajana (El Llanillo). Piezas en la mayoría de los casos inéditas para el gran público, y a quien preferentemente está destinada la muestra. Porque, como asegura Teresa Delgado, quien «le da valor» al ingente trabajo de los especialistas «es la sociedad»; nada tendría sentido «si no lo difundiéramos».
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