Noche grande en el Gran Canaria
Aquí está la UD, pese a su temporada llena de oscilaciones a cuenta de un proyecto accidentado, con cambio de timón a última hora y una montaña de dudas acerca de sus futbolistas. Pero, en pie, parte en la misma línea de salida que el resto de candidatos a la plaza que queda por designar para competir en Primera. Y promete una puja al límite.
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A cuatro partidos de alcanzar la gloria, que ya es decir en un equipo que ha venido arrastrándose desde hace tiempo y que llegó a perder hasta la venia de su afición. Todo lo ocurrido hasta llegar a este punto ya no computa y a ese ejercicio de higiene emocional se agarran Josico y su gente para centrarse en lo que viene, un cruce apasionante frente al Sporting como paso preliminar para afrontar el pulso definitivo.
Desde el primer momento, todos los focos alumbran al equipo que adiestra Abelardo, con mejor fachada por progresión y prestancia. Claro que los precedentes desmienten su teórica superioridad: la UD, liderada por Chrisantus, causó un destrozo en El Molinón (2-3) y en el Gran Canaria, aunque con apuros, también alcanzó para asegurar los puntos (2-1). Demostraciones a considerar, sobretodo todo en cuestiones anímicas, por mucho que se desdeñe el camino andado. Igualados en peso histórico, UD y Sporting garantizan 180 minutos plenos. Comparten urgencias por volver, futbolistas de jerarquía y masas sociales conmovedoras. Reunidos los ingredientes, falta que el balón comience a rodar y hablen los protagonistas donde mejor saben, en la hierba.
La autocrítica interna obliga a Las Palmas a una mejora integral. Sus actuaciones recientes no cumplen los mínimos y se demanda un plus de intensidad y orden. Lo sabe Josico, a quien el paso de los días le está dando perspectiva a la hora de afrontar los cambios obligados. Su 4-4-2 coge cuajo con Chrisantus arriba pero se desangra en defensa, línea en la que recupera a Castillo y puede insertar a Deivid, todavía inédito con el preparador manchego. Todo, por taponar la hemorragia que no cesa en los dominios de Barbosa (diez goles en los últimos cuatro partidos, una media intolerable). Y con Lekic y Scepovic de por medio no convienen despistes.
Con algunas variaciones y el apoyo del Gran Canaria, en el que se anuncia buena entrada, tiene que valer para procurar una vuelta en Gijón con cierto margen. Porque todos asumen una eliminatoria larga, colgada de pinceladas y sin cierre prematuro. Dos partidos en los que los matices cobrarán un valor superlativo. A estas alturas, en realidad, todo es importante.
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