"No me dejaron ver su carita"
Luis Rodríguez Abelleira nació el 16 de mayo del 73 en el Hospital del Pino. Su madre, Isabel, no lo vio jamás. Su padre, Luis, sí pudo conocerlo a través de una cristalera. Al día siguiente le comunicaron su muerte. Les entregaron una caja mortuoria, que enterraron sin abrir. Aseguran que su hijo está vivo y que se lo quitaron.
Isabel Abelleira Curbelo tiene clavado en su memoria el día que nació su primer hijo: el 16 de mayo de 1973. La inmensa alegría que sintió camino al Hospital del Pino porque había roto aguas y su hijo venía al mundo nunca la olvidará. Tampoco puede sacar de sus recuerdos el momento en que su marido le comunicó la muerte de su recién nacido. Un varón. El primer hijo, el primer sobrino y el primer nieto de la familia. Un bebé al que «no me dejaron ni cogerle ni verle su carita. Ni velarlo», rememora Isabel con gesto de rompérsele el alma cada vez que revive ese día. Únicamente Luis Rodríguez Cabrera, el padre del bebé, y la abuela materna lo vieron unos minutos, en su incubadora, a través de una cristalera.
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Isabel no sabe qué ocurrió durante el parto porque la sedaron. No acierta a saber por qué la durmieron, ya que fue un «parto natural», afirma. Según le contó la familia, el niño «nació sano y como pesó 3,5 kilos lo pasaron directamente a la cuna. Pero luego se lo llevaron a una incubadora porque -según dijeron- el bebé se encontraba mal». La noticia de su fallecimiento se la dio «una monja, la misma que sacó un cuerpo envuelto en vendas y soga de un congelador y se lo entregó a Luis para que lo enterrasen sin abrirlo», afirman ambos padres. Al parecer murió de un infarto cerebral.
Texto íntegro en la edición impresa de este jueves.
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