Molestias

Piensa Pablo Iglesias que las diferencias de criterio no le hacen bien a su partido, porque su partido es el pueblo y el pueblo no se equivoca. Por eso todo aquel que piense distinto y lo expresa debe apartarse, porque el camino es la unidad, o sea, un solo pensamiento, una sola actuación. La batalla interna de Podemos, que tiene en Canarias su peculiar avanzadilla, muestra síntomas parecidos a eso que a principios del siglo XX ya se definió como la enfermedad infantil del comunismo. Claro que como en Podemos nadie es comunista, no hay problemas. Lo demás son ganas de jaleo, injerencias de los enemigos del pueblo.

Piensan en el PP canario que quien no esté de acuerdo con el líder pendiente de sufragio debe dejar de molestar. Y si no entiende el mensaje se le hace a un lado, porque son tiempos difíciles y para ser líder primero hay que demostrarlo. No se puede gobernar nada, ni pactar en firme con tanto cacareo interno.

Y luego está Fernando Clavijo con su orquesta, cansado de abandonos que deslucen sus esfuerzos por hacer de Canarias un gran país de nuevo, Make Canarias Great Again en su traducción anglosajona. El rumbo que se traza expulsando al PSOE del Gobierno está aún por descubrir, de tan erráticos pasos no se puede hacer sendero. Tan emotivos argumentos (la paciencia y tal) bastan para salir del paso, y quien no lo entienda, que se aparte. Túnel va!

La orquesta apenas desafina, ahora que ya no están Patricia ni los suyos. Por el bien de Canarias, no todo se debe discutir, sobre todo cuando sobran voluntarios dispuestos a despachar cuantos asuntos deban ser financiados. ¿Puede un gobierno sustituirse sin someterlo al criterio del Parlamento? Tres días han pasado ya y nadie se ha tomado la molestia de someterse a mínimos cuidados parlamentarios. A los nuevos dirigentes se les atragantan las discrepancias.

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