Mimos para las mamás lagarto

Viernes, 17 de julio 2020, 10:19

Las mamás lagarto de El Hierro están en estado de gravidez y sus necesidades alimenticias son distinta a las del resto de ejemplares. Eso lo saben en el Centro de Reproducción e Investigación del Lagarto Gigante, por eso, justo antes de la puesta de los huevos, este mes y el próximo, las hembras reproductoras comen majares y reciben suplementos vitamínicos.

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En el Centro de Reproducción e Investigación del Lagarto Gigante de El Hierros está todo preparado para el nacimiento de los nuevos lagartitos, pero mientras son sus mamás la que se llevan todos los mimos. Las 15 hembras de lagarto gigante de El Hierro (Gallotia simony) están a punto de poner los huevos que eclosionarán en septiembre. Es en esta etapa de gravidez cuando más mimos reciben las hembras reproductoras con el objetivo de que se guarezca el mayor número de crías posible.

Durante semanas, las hembras se alimentan de tederas, duraznillo o cerrajón y de insectos, pero también de manjares como compotas de ternera, a la que se añaden suplementos vitamínicos y calcio. «Las hembras tienen unos requerimientos diferentes a los de, por ejemplo, los animales que se sueltan en la naturaleza», explica Miguel Ángel Rodríguez, biólogo técnico del Cabildo encargado del Centro de Reproducción e Investigación.

La administración de suplementos vitamínicos y de calcio a las hembras durante la gravidez buscan fortalecer la cáscara de los huevos y que las crías nazcan en óptimas condiciones, pero también que las mamás lleguen a la puesta en las mejores condiciones porque, asegura Miguel Ángel Rodríguez, «el gasto energético que tiene durante la puesta es muy grande». Cada hembra llega a poner hasta 15 huevos.

Una vez fertilizadas, las hembras son separadas de los machos con los que se han apareado y reciben un tratamiento especial respecto al resto de inquilinos del Centro de Recuperación e Investigación del Lagarto Gigante de El Hierro hasta la puesta, cuando son devueltas al terrario, mientras que los huevos se trasladan a incubadoras hasta el momento de su eclosión, en el mes de septiembre. El tiempo de incubación es de 60 días a una temperatura entre 28 y 30 grados centígrados.

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En 2014 nacieron un total de 93 nuevos ejemplares de 14 madres reproductoras. Este año se espera una cifra similar, pero Rodríguez no se atreve a aventurarse, «ya lo sabremos cuando nazcan», dice.

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