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Los inmortales de Gonnord

Viernes, 17 de julio 2020, 09:40

Pierre Gonnord ha venido a Gran Canaria para desvelar las claves de su trabajo fotográfico a cambio de productos no perecederos que serán donados al Banco de Alimentos. El prestigioso retratista compartió con el público que acudió el jueves al CAAM su pasión por este género fotográfico que, en su opinión, hace a las personas inmortales.

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El artista afincado en España Pierre Gonnord (1963, Cholet, Francia) explicó en Photobrik las obsesiones recurrentes que guían su trabajo como retratista. «El hombre inventa el retrato para acercarse a la idea de inmortalidad. Cuando se pintaba en las cuevas, decía: aquí estoy yo», explica con vehemencia este galo que sostiene que, al fotografiar rostros, les da visibilidad y los salva del olvido. «En realidad, el retrato es un acto de rebeldía. Es un ritual básico, aunque es complicado atrapar la energía de un modelo que se va a dejar retratar para hablar de su comunidad, su fragilidad, su fuerza, su misterio y su condición humana», indica el artista que estos días estaba en la ciudad lusa de Évora, confraternizando con unos monjes a los que piensa fotografiar. Y es que Gonnord, antes de sacar las fotos, conoce a sus modelos. «Ya he ido tres veces al Alentejo y todavía no he empezado», explica acerca de su proyecto en el monasterio luso. Gracias a su constancia y paciencia, Gonnord ha retratado a colectivos tan esquivos como la mafia nipona de la Yakuza. «Para acercarte a ellos hay que integrarse en un barrio, preguntar y, antes o después, conoces a alguien que fue al colegio con un Yakuza», explica.

Sin embargo, en su opinión, los más inaccesibles son los gitanos. «Pero una vez que estás dentro, no puedes salir. Son conmovedores. Aman la belleza y los rituales. España les debe mucho y merecen un gran respeto a pesar de su marginalidad. Tienen una gran cultura, no solo música y baile. Son iletrados, pero, al mismo tiempo, muy cultos. Son increíbles», asegura el creador.

FASCINACIÓN POR LA ECONOMÍA DE MEDIOS. Hace diez años, Pierre Gonnord abandonó la empresa en la que trabajaba como economista para centrarse de lleno en la fotografía. Desde entonces, su trabajo ha recorrido las más importantes citas internacionales del arte y se incluye en colecciones tan importantes como las de Telefónica, el Museo Nacional Reina Sofía, la Maison Europeènne de la Photographie de París o el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago.

«Desde muy joven tuve conciencia de que la fotografía era mucho más que una imagen, que tiene un poder inmenso que permite expresar y transgredir», comenta el artista que siguió el rastro a los retratistas viajeros. «Cartier Bresson o Josef Kouldeka hicieron del retrato una disciplina de vida», comenta este apasionado de la fotografía.

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También influyó en su trabajo su fascinación por el Louvre. «Hay una escuela pictórica que respeto por la economía de medios; un fondo abstracto y un ser humano con una presencia misteriosa. Me interesan los pintores que hacen acercamientos psicológicos en sus retratos, sobre todo Velázquez y Goya. Son radicales por su economía. No quiero reproducir la pintura, sino el ritual del retrato, su agudeza y su sencillez», comenta el creador, entusiasmado con la posibilidad de participar en la iniciativa solidaria Photobrik. «Estoy contento de ayudar y cambiar las reglas del juego», dice.

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