Los 'Chicago' vuelven a sacar agua

Lunes, 20 de julio 2020, 07:17

Las aspas girando en la dirección que marca el viento. Señal inequívoca de que se está bombeando al tanque. Tomate, alfalfa, millo, cebada y hortalizas esperan en la gavia el agua fresca del subsuelo. Estampa del pasado que hoy cobra sentido tras el plan de rehabilitación de los antiguos molinos de Chicago que ha puesto en marcha el Cabildo de Fuerteventura. En otros tiempos imprescindibles para saciar la sed de una tierra árida y de las gentes que no sin dificultad sobrevivían sobre ella, hoy se han convertido en testigos de un pasado sin el milagro del agua desalada. Muchos se mantienen en pie a duras penas, viendo pasar el tiempo, oxidándose y dejándose acariciar por los vientos alisios que refrescan Fuerteventura. Desde hace décadas ya, el abandono de las tareas agrícolas y la introducción de las bombas diésel y eléctricas relegaron casi a meras estampas turísticas los viejos molinos de Chicago o americanos. La importación de estos aeromotores desde los Estados Unidos se popularizó y extendió a mediados del siglo XX en la Maxorata como si se hubiera desatado una especie de fiebre por el agua del subsuelo. La idea de que los molinos de viento solucionarían para siempre las carencias de una tierra hostil, en la que los resultados del trabajo humano no siempre se veían justamente recompensados, contribuyó a que la adquisición de uno de estos molinos de viento fuera casi una cuestión de supervivencia para los majoreros. El auge y desarrollo de las energías renovables han vuelto a ponerlos de actualidad, ya que representan un sistema para extraer agua del subsuelo sin necesidad de consumir combustibles fósiles o electricidad. Es una de las razones, además de la puramente estética, por las que el Cabildo de Fuerteventura ha puesto en marcha un plan que destinará 270.000 euros a la rehabilitación de los molinos de viento. Marcos Alonso, arquitecto-técnico e ingeniero de edificación, dirige el proyecto, cuya ejecución se desarrollará aproximadamente en tres años. Ya se han recibido más 100 solicitudes de rehabilitación, aunque, según el Cabildo de Fuerteventura, en toda la Isla se han contabilizado 184 molinos de Chicago, la mayoría de ellos ubicados en los municipios de Tuineje (81), Betancuria (38) y Antigua (28). El objetivo de este plan estratégico que desarrolla el Cabildo es «dar continuidad a la línea de trabajo para la recuperación de estos molinos que ha venido desarrollándose durante los últimos años, pero ahora de forma más sistematizada».

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