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Los arquitectos recuperan su estima con San Martín

Lunes, 20 de julio 2020, 08:41

El concurso de ideas para crear el Museo de Bellas Artes de Gran Canaria en San Martín es «una oportunidad buenísima para los arquitectos. Esto es un poco de aire fresco: poder pensar en un proyecto arquitectónico de envergadura», subraya el presidente del Colegio de Arquitectos de Gran Canaria (COAGG), Vicente Boissier.

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La dimensión del reto es proporcional a la complejidad y amplitud del espacio al que se prevé dotar de un modelo arquitectónico y museístico. En total, el espacio a remodelar se extiende por 9.418 metros cuadrados distribuidos en un laberinto de pasillos, patios, despachos, aulas, celdas y galerías, construidas de forma caótica sobre el edificio original, datado en 1786.

«Es una oportunidad fantástica para refrescarnos la cabeza y recuperar la estima profesional», comentó el presidente del Colegio de Arquitectos de Gran Canaria, Vicente Boissier, sobre el concurso convocado por el Cabildo de Gran Canaria y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para definir cómo será el futuro Museo de Bellas Artes de Gran Canaria al que se podría destinar este espacio.

Por lo pronto, los arquitectos han cogido el guante con ilusión. «El plazo de presentación de propuestas acaba el 31 de marzo y, por lo que vamos sabiendo por la consulta de la documentación y las visitas técnicas realizadas, hay mucho interés. Suponemos que serán muchas las propuestas que recibamos», indicó el coordinador del área insular de Cultura, Larry Álvarez, durante una visita al espacio en ruinas que ocupa un 75% del solar en el que se enclava el actual San Martín Centro de Cultura Contemporánea.

Otro aliciente del concurso, además de la complejidad de la propuesta arquitectónica y museística, es el premio único de 50.000 euros que obtendrá el equipo multidisciplinar ganador.

Además, este inmueble histórico, que durante tres siglos siempre ha albergado servicios de carácter sanitario, es un viejo conocido para los profesionales de la arquitectura de la Isla. «Todas las promociones de la Escuela han pasado por este edificio en algún momento, midiendo y haciendo planos de la planta», comentó Boissier, que resaltó la necesidad de inventariar los elementos arquitectónicos de valor que se deberían preservar.

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El edificio, inmenso, tétrico y fantasmagórico, aún conserva los rastros de su uso sanitario. Incluso mantiene huellas de dudoso origen, como un fresco de un navío francés atribuido por Juan Bosh Millares a unos marinos galos apresados en la Isla durante la Guerra de la Independencia (1808-18014); los restos del primer pulmón artificial de Canarias o el misterioso contenido de varias estancias clausuradas con muros y a las que solo se podrá acceder una vez comience la demolición del edificio. Cuándo y con qué dinero se haría esta obra es otro misterio.

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