Lo llevamos en los genes

El informe PISA y sus recomendaciones no me han escandalizado. Lo que ocurre en educación y que este informe retrata es el cuadro que los canarios hemos ido pintando y del que yo no me siento nada orgulloso. Alguien duda de que preferimos ser subsidiados que pelear para ganar posiciones, de que somos bastante indiferentes y que eso de la formación compleja, el esfuerzo y la competitividad repele a nuestros genes coloniales. Alguien puede desmentir que una gran parte de los canarios escoge las pagas del gobierno a las del trabajo duro y continuado y que a los políticos les encanta esta debilidad nuestra y nos pagan hasta los seguros de decesos. No es verdad que optamos por la igualdad, a costa de cargarnos los límites de la calidad y la excelencia. Pregunto si no es exacto que nos encanta una sola velocidad y hacer pasar por el aro al que quiere sobrepasarla y adelantarnos, trabajar, progresar y destacar. No nos gusta ni movernos del sitio. Pensamos que es mejor trabajar cerquita de casa y ganarlo bien, y si no bien pues con el paro vamos tirando, y cuando se acaba el paro está la familia que siempre echa una mano.

Nos han grabado en la conciencia que el esfuerzo, mejor que lo hagan los empresarios y los extranjeros, aunque luego los llamemos caciques que algunos hay, y pongamos el grito en el cielo porque el capital es foráneo. A nosotros con unas cuantas ideas, algunas muy mal construidas, y poquito en el bolsillo tenemos para quejarnos mucho e ir tirando. Que no quede un homenaje a los muchos canarios en todos los ámbitos de la sociedad que han superado este esquema; a ellos debemos gran parte de nuestro desarrollo, pero Educación, como muy bien expresa PISA, es heredera de esa cultura, aderezada con demasiado protagonismo sindical, muy centrado en las batallas económicas lineales y distraídos de la calidad de la enseñanza pública.

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