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Libros

García Márquez, Stevenson, Pérez-Reverte, Javier Marías, Sylvia Plath, Benedetti, Saramago, Anderson, los hermanos Grimm, Michael Ende, Milan Kundera, los hermanos Machado, Miguel Hernández, Georges Simenon,Agatha Christie, Patricia Highsmith, Truman Capote, F. Scott Fitzgerald, Murakami, Antonio Tabucchi... y tantos y tantos otros escritores y poetas forman parte de mi mundo literario, de mi mundo. Sin ellos no podría vivir ahora que los he conocido. Pero aún no he tenido el gusto de adentrarme en el territorio de otros muchos grandes de la literatura universal. Y no por falta de ganas, eso seguro.

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Aún tengo pendientes unas cuantas citas con David Foster Wallace, con su amigo Jonathan Franzen, con Nicole Krauss, con Luis Mateo Díez, con varios John Banville e Irving, con Hilary Mantel, con Elizabeth Smart... La lista es larga y no quiero cansar a nadie, sólo espero tener tiempo de quedar con todos ellos en mis largas noches, en mis domingos cortos, en mis esperas fugaces, en mis vacaciones, en mis días felices y en mis jornadas estresantes... Ellos, los grandes autores, me ayudan a vivir, a viajar, a saber más, a crecer, a sentirme mejor, a creerme estupenda mujer y mejor persona. De todos he sacado algo positivo y espero que en el recorrido vital nuevas historias y escritores me sorprendan y conmuevan.

Ayer la industria editorial celebró el Día del Libro lamentándose de las ventas descendentes, de la tentación que supone internet y de las descargas ilegales, de los bajos beneficios y del cierre de tradicionales librerías. Lectores como yo sentimos que el panorama sea tan desolador. Pero mientras el sector llora sin hacer nada por mejorar la situación, gente como yo se sumerge en un libro, de papel o electrónico, para hacer lo que más le gusta. Vivir.

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