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La SGAE se perpetúa en el fango

De mal en peor, de crisis en crisis, con unas cruentas guerras internas para acaparar poder y los sueldos millonarios de sus puestos directivos, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) vive su descenso a los infiernos, para desesperación de sus socios y ante el estupor del resto de la sociedad.

Viernes, 17 de julio 2020, 10:26

La sensación general es de decepción, porque nada ha cambiado, todo por luchas intestinas para controlar la entidad y porque ciertas personas y ciertos sectores quieren acaparar el poder», asegura una persona que conoce muy bien la entidad y que prefiere guardar su anonimato.

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El descontento entre los socios va en aumento, porque se pensaba que tras lo ocurrido en julio de 2011, la SGAE había tocado fondo, cuando la Guardia Civil entró en su sede y fueron detenidos 9 altos directivos, incluido el presidente, el grancanario Eduardo (Teddy) Bautista.

Cuando se celebren en febrero de 2015 las elecciones anticipadas que ya han sido convocadas, la entidad tendrá su cuarto presidente electo desde 2011 tras Bautista, el gallego Antón Reixa y el actual, el jienense José Luis Acosta. Por el camino, la desafección de la sociedad hacia la entidad no ha remitido, sino que ha aumentado. Quizás, en la misma medida en la que ha caído la recaudación de la institución (un 30%, sobre todo tras dejar de ingresar unos 120 millones de euros por el adiós al canon digital).

Mientras los máximos responsables de la institución se despellejan entre ellos, la SGAE cada vez tiene menos peso político en Madrid. El ejemplo más claro es la nueva Ley de Propiedad Intelectual, ya aprobada por el Congreso, que no satisface las demandas de los creadores.

No hay que irse hasta la capital del Estado para retratar el actual estado de la SGAE. El bello inmueble del número 11 de la calle García Castrillo de la capital grancanaria es un fiel retrato. Allí iba a estar la nueva sede de la entidad en las Islas. Un palacete que estaba previsto que albergase, entre otras dependencias, un pequeño auditorio y unos estudios de grabación.

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A día de hoy, está tapiada y en venta, por unos 3 millones de euros, según fuentes cercanas a la entidad. El auditorio no se llegó a construir. Los estudios de grabación sí se crearon, pero, por fortuna, no se equiparon. De la constructora Tanase, adjudicataria de ésta y otras faraónicas obras de la Red Arteria, poco (o nada) se sabe desde hace meses. El único rastro que queda son los inmuebles, algunos aún en obras, que una parte de la Junta Directiva aspira a vender con el rechazo del otro sector.

Gestiones y trabajos para la puesta en marcha de esta sede son los que supuestamente el tinerfeño Caco Senante realizó por encargo de Madrid. El juez Pedro Ruz, al no encontrar justificación contractual para los pagos y por considerar «insuficiente» la información remitida por Senante, lo ha citado como imputado dentro del caso SGAE.

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Resulta difícil de creer que una institución publique en su propia página web un comunicado de uno de sus directivos en los que muestra su malestar con el presidente de la institución y con el resto de la Junta Directiva. Pues esto sucede en www.sgae.es, donde en su página de inicio se puede leer una Carta a los socios de José Miguel Fernández Sastrón (vicepresidente por el Colegio de Pequeño Derecho).

En esta carta del 25 de julio se defiende ante los socios, y ante todo el que entre en la web, de la interpretación que, asegura, hicieron de lo ocurrido en la última Asamblea General el actual presidente y el resto de la Junta. Asegura que «mienten» y que su intención y la del sector crítico que encabeza no es que el Estado «intervenga» la entidad. Habla de «una inédita falta de respeto a la más elemental ética democrática».

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La SGAE cuenta en estos momentos con 3.000 socios en Canarias, que se reparten a la par entre las dos provincias, con una pequeña diferencia entre una y otra según las altas y bajas del mes en cuestión. En estos momentos, ningún socio canario figura ni en la Junta Directiva, ni en el Consejo de Dirección, ni en el Equipo Directivo, órganos de poder de la institución en Madrid. Entre los socios isleños, el reclamo más generalizado es la falta de sensibilidad de las administraciones públicas locales.

Un halo de esperanza fue el convenio firmado con la Fundación Auditorio yTeatro Las Palmas de Gran Canaria para facilitarles el acceso a sus escenarios. Apenas se ha plasmado en las programaciones del Pérez Galdós y el Alfredo Kraus.

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