La Palma, crónicas de las islas

Viernes, 17 de julio 2020, 09:37

Significativa, muy trascendente en unas ocasiones y hasta polémica en otras, pero siempre necesaria y fecunda, ha sido la figura del Cronista Oficial en la historia tanto general de España, como de la inmensa mayoría de sus tierras y localidades; y eso sin olvidar el papel jugado por los cronistas de Indias, figura instituida por «el deseo de la Corona de conocer la verdad de lo que acontecía en las nuevas tierras, como sana reacción contra la fantasía y la leyenda», los antiguos cronistas medievales, que dejaron textos fundamentales como la denominada Crónica de veinte reyes, redactada hacia 1360, o incluso los apenas mencionados cronistas musulmanes españoles como Ibn Hayyán ó Ibn Hazm, sin dejar atrás las crónicas de la conquista y poblamiento de estas islas entre las que sobresalen las de Mosén Diego de Valera, Andrés Bernáldez, Alonso de Palencia, Antonio Cedeño ó Gomes Escudero y narraciones como las crónicas lacunense, Matritense y Ovetense. El siglo XIX sería testigo de una progresiva institucionalización y modernización de la figura del Cronista Oficial, tal como se entiende en la actualidad y se intenta proyectar hacia el futuro, en especial desde la constitución de la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias y la aparición del Estatuto General allá por el año 2003, que, reconociendo como «en la Comunidad Autónoma de Canarias la figura del Cronista Oficial está necesitada de una mayor proyección, ya que, si bien en algunos municipios ha logrado arraigar y ha devenido en tradición, en otros es en parte desconocida», ha desarrollado una efectiva y prestigiosa tarea que ha dado frutos muy importantes y ha consolidado esta figura como un elemento institucional de enorme valor para la «defensa de los valores históricos, monumentales, urbanos, paisajísticos y humanos de su pueblo o ciudad», o sea, para la defensa de un patrimonio del que son depositarios todos los canarios y cuyo acceso, conocimiento y disfrute es un derecho de todos los ciudadanos. Este sábado 15 de diciembre la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias celebra su reunión anual en Santa Cruz de La Palma, en la sede del Diputado del Común, y con ello trasladan a la sociedad un significativo y elocuente testimonio, el de ser también valedores del derecho de los ciudadanos a ese patrimonio en el que se sustenta su cultura, sus tradiciones, su identidad isleña, su historia, su presente y su proyección al futuro, y como tales acercar su figura institucional a otra fundamental en la preservación de los derechos ciudadanos más inalienables, la del Diputado del Común de Canarias, cuya Ley de creación, ya en su artículo primero, no duda en resaltar que es «es el alto comisionado del Parlamento de Canarias, designado por éste para la defensa de los derechos y libertades constitucionales y supervisará las actividades de las administraciones públicas canarias en sus relaciones con los ciudadanos y a fin de garantizar dichos derechos y libertades». Por ello no está demás que Diputado del Común y Cronistas Oficiales de Canarias no sólo tengan una jornada de trabajo puntual, sino que incluso mantengan una relaciones permanentes y efectivas, en las que los cronistas se beneficien de la tutela que a su trabajo, garante de derechos ciudadanos, le preste el Diputado del Común y que este, como amparador de derechos ciudadanos pueda garantizar y contribuir a promover esas tareas encomendadas a los cronistas oficiales desde siempre y formalmente desde 2003, como puede ser, entre ellas, la de «informar a las Corporaciones, organismos, autoridades y visitantes significativos de la localidad sobre los aspectos históricos, monumentales y artísticos de la misma», a la vez que también «participar en las iniciativas e intervenciones municipales sobre el patrimonio histórico, cultural y etnográfico, y que sean competencias del respectivo Ayuntamiento.» o Cabildo Insular. La Palma, con la presencia de la casi totalidad de los actuales y eficientes cronistas oficiales de Canarias, será por unas horas, que entiendo fecundísimas para la reflexión sobre la historia, las tradiciones, la cultura y el ser y sentir de Canarias, escenario y proyección de las crónicas de las islas, en especial con la presentación del Anuario “Crónicas de Canarias”, que en esta edición se dedica de forma especial a la institución del Diputado del Común, su historia y su inserción en la sociedad insular. En este número he podido colaborar con tres trabajos, uno precisamente sobre Las sedes del Diputado del Común en el Barrio de Triana, otro, en conmemoración del 200 aniversario de los primeros ayuntamientos elegidos por principios constitucionales, titulado El VII Marqués de Acialcázar, Alcalde constitucional en 1814, y el texto Gran Canaria y su Cabildo hace cien años, introducción histórica al acto de conmemoración del centenario de la Ley de Cabildos celebrado en el salón de plenos de la Casa-palacio Insular el pasado 11 de julio. Sin duda los resultados de tan interesante y trascendente jornada palmera de los Cronistas Oficiales de Canarias, de su acercamiento a la institución del Diputado del Común, serán enormemente provechosos para el conjunto de los ciudadanos y de los organismos públicos. Ante estas crónicas y sus autores, ante el conjunto del trabajo de los actuales cronistas oficiales de Canarias, me vienen irremediablemente a la memoria unas palabras del Dr. Juan Régulo Pérez, en su introducción a la crónica histórica de Tomás Arias Marín de Cubas Historia de las Siete Islas de Canaria, en las que resalta como «los elementos del comportamiento humano que no se fosilizan, como la estructura social, el pensamiento religioso, la organización política, etc., tienen ínsito en estas descripciones un apoyo imponderable».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Regístrate de forma gratuita

Publicidad