La isla que vive los terremotos con tranquilidad

En El Hierro parece que se ha firmado un pacto por la tranquilidad, porque esa es la palabra que más suena en la boca de los herreños cuando se les pregunta por cómo han vivido el último repunte sísmico. «Con tranquilidad» o «con normalidad» es siempre la repuesta. Surge entonces la duda de qué ha sucedido en poco más de año y medio para que hayan pasado de echarse a la calle cada vez que notaban un leve movimiento a apenas inmutarse cuando las copas tintinean en los trinchantes y el sofá en el que están sentados se menea.

Néstor Padrón, responsable técnico de Protección Civil del Cabildo de El Hierro, cree tener la respuesta: «El herreño tiene ahora una visión del riesgo más madura». Es lo que se llama resiliencia, que no es otra cosa que la capacidad del hombre para asumir situaciones límites y sobreponerse a ellas.

«Es que ya no nos paramos a esperar los temblores como hacíamos entonces, convivimos con ellos y seguimos con nuestra vida cotidiana», decía el miércoles Verónica Acosta. Ella y su hermana María Elba viven en Frontera y eran de las que no se separaban del móvil para consultar a cada momento si había habido algún terremoto o sí en los foros de volcanología decían tal o cual cosa. Ahora se han olvidado de eso. «Estás pendiente porque se te mueve la casa y hay incertidumbre, pero nada más», dicen.

Nadie sabe qué habría pasado si en lugar de este verano, hubiese tocado celebrar la Bajada de la Virgen de Los Reyes en julio del año pasado. Hasta cuatro meses antes estaba activo el volcán submarino de La Restinga y entre finales de junio y principios de julio se dio uno de los repuntes más importantes de la sismiciad -el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) habla incluso de otra erupción en esa fecha-. Pero ahora nadie lo duda: Ni la crisis, ni los seísmos van a arruinar la Bajada de la Virgen el 6 de julio. «Estamos trabajando sin pensar en los terremotos, ni en que pueda pasar algo; la naturaleza y la Virgen ya dirán», dice convencida Marianela Zamora, una de las tres camareras que ahora tiene la Virgen. En el local de los bailarines de Sabinosa, el pueblo más próximo a donde se están localizando los últimos terremotos, se sigue ensayando «con normalidad» y esta semana saldrán ya a la calle «a coger fondo» para la Bajada, avanza Herminio Sánchez, bailarín y presidente del grupo.

Las últimas tres semanas El Hierro ha sufrido la cuarta crisis sísmica desde que se dio por finalizada la erupción. Ha sido la que ha registrado terremotos de mayor magnitud y la que ha sumado más energía liberada, el equivalente a 2.300 toneladas de trinitrotolueno (TNT), pero paradójicamente también ha sido la que menos histerismo ha provocado entre la población. «Lo que está claro es que la vida en la isla continúa», destaca Néstor Padrón.

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