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La elegía lorquiana de Dámaso

Jueves, 16 de julio 2020, 11:09

La biblioteca de Pepe Dámaso guarda un altar que reúne todo lo publicado sobre Federico García Lorca. Desde que en 1969 pintara La muerte pone huevos en la herida, sus pinceles están empapados del imaginario del granadino. Por eso, hoy, desea reprobar el asesinato del andaluz más universal.

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«Ya de mayor, he tenido más conciencia del crimen. Hasta ahora me he fijado en el Lorca poeta, el Lorca creativo, el Lorca homosexual y en el Lorca político. Tengo una gran información pero ahora he tenido conciencia, más que de su muerte, de su asesinato», dice Dámaso que durante su trayectoria ha llevado al lienzo el universo del poeta andaluz. Por eso, hoy, coincidiendo con el aniversario de su cruenta muerte, el artista, deudor del legado del granadino, quiere «condenar como se merece a los que lo asesinaron». Sobre este aspecto, el artista sostiene que el hecho de que sus restos no se hayan encontrado une a Lorca a «los que murieron con él, a los que están aún en las cunetas, enterrados junto a los puentes y fuera de los cementerios. Valorar a Lorca también es afrontar ese instante horroroso del fascismo», apostilla. «A los asesinos les salió el tiro por la culata», opina Dámaso. «Lo que me ha gustado es que, a pesar de los 80 años de su muerte, sigue vivo, no él, sino su obra. Eso es importantísimo. Esté donde esté enterrado», añade el creador agaetense. Cirilo Tadeo, un intelectual de Agaete, de izquierdas, marginado, perseguido políticamente y enfermo de tuberculosis fue el que le descubrió a Federico García Lorca. «No me dejaban ir a verlo, pero yo fui y me leyó, de Romancero gitano, el poema La casada infiel. Yo tendría ya 15 o 16 años. Ahí empezó mi amor a Lorca. Después vinieron las exposiciones, la lectura de libros y el conocimiento de su verbo y de su magia que me cautivó, creo que como a cualquier persona. Desde entonces afirma no he parado. Pero creo que mi fascinación por Lorca va unido al sentimiento literario que tengo por Pessoa, Tomás Morales o Cavafis», confiesa el artista que cultivó una estrecha amistad con el último amor de Lorca, Juan Ramírez de Lucas, quien confirmó su relación tras su muerte, en 2010, al legar a su hermana documentos aún inéditos sobre un amor secreto que ocultó también a Dámaso, el pintor más lorquiano de Canarias.

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