La doble confesión de Dámaso

Jueves, 16 de julio 2020, 09:25

Pepe Dámaso se despide estos días de muchos enclaves que han sido determinantes en su vida. Sabe que difícilmente volverá a pisarlos, por lo que el artista grancanario es muy consciente de la importancia que tiene el documental que protagoniza a las órdenes del cineasta valenciano Sigfrid Monleón. Esta producción del también grancanario Andrés Santana, que cuenta con un presupuesto de unos 350.000 euros, es una despedida artística en la que Pepe Dámaso se confiesa por partida doble ante los espectadores. Lo hace delante del equipo de rodaje y lo hace también con su inseparable cámara Súper 8. Con la misma, rueda desde los enclaves en los que se desarrolla el rodaje y filma, a su vez, al propio equipo que encabeza Sigfrid Monleón. «Se trata de una idea de Sigfrid. Veremos, ya en la sala de montaje y cuando lo revelemos, cómo encajamos lo que Pepe rueda con lo que rodamos nosotros», explica satisfecho el productor Andrés Santana, que hace unos meses logró el cuarto premio Goya de su carrera por su trabajo en Nadie quiere la noche (Nobody Wants the Night), de Isabel Coixet. Existe una escaleta, una planificación previa, pero el propio desarrollo del rodaje es el que marca los pasos a seguir por el equipo que opera desde la cámara Chechu Graf. Pepe Dámaso improvisa, sugiere cosas, rechaza otras, sonríe, se enfada, actúa, graba y se graba, conversa con amigos, artistas y vecinos o se lanza con una reflexión que regala en forma de monólogo. Así transcurre la realización de este documental. que aún no cuenta con un título definitivo. Es algo que no le preocupa a Sigfrid Monleón ni a Andrés Santana, ya que tienen muy claro que, en el momento más inesperado, tanto durante el rodaje como en la postproducción, el propio documental espetará a sus autores cuál es el título idóneo para esta película documental sobre uno de los artistas más queridos del panorama insular. «Tengo otros documentales. Son muy buenos, pero éste es diferente. Este va directo a mi identidad, a mi patrimonio... a mi raíz. Si hubiese sido un documental tópico, tradicional, no hubiese aceptado embarcarme en el proyecto. No lo habría hecho», explica Pepe Dámaso, henchido de orgullo y vitalidad en el Cenobio de Valerón. La mañana de rodaje en este majestuoso granero aborigen de Guía le ha disparado el ánimo y las fuerzas. Dámaso está pletórico, consciente de que su físico no es el de antes, pero es capaz de todo. Incluso, en un momento dado, medio trepa con la ayuda del equipo de rodaje hasta «el agujero», según sus propias palabras, en el que se sentó Elvireta Escobio viuda de Manolo Millares y donde el artista isleño le realizó una pieza pictórica. «La primera vez que vine al Cenobio de Valerón no estaba arreglado. Recuerdo la foto que nos hizo Rojas Fariñas, en la que aparecemos Manolo Millares, Elvireta y yo. Después he venido en otras ocasiones. La última, creo que fue con Vicente Molina Foix y Cristina García Rodero», asegura Pepe Dámaso. La memoria del artista da pie a una entrañable secuencia para el documental. Pepe Dámaso toma el móvil, marca y al otro lado, por el altavoz, se escucha a la viuda del universal creador de las Arpilleras. «Elvireta, ¿te acuerdas cuando estuvimos aquí con Manolo?», pregunta emocionado Dámaso. «¿Cómo no me voy a acordar, Pepe? Claro que sí, ¿cómo te encuentras?», le responde. El resto de la breve conversación se podrá disfrutar el próximo año, cuando se estrene este largometraje documental.

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