La Copa, en el mejor momento

Partidazo y victoria. El de ayer fue un auténtico duelo de poder a poder entre dos grandes de la Liga, un intercambio de golpes que, como casi siempre esta temporada en el Arena, acabó con el visitante en la lona. 8 de 8 en triunfos y a la Copa con la confianza por las nubes.

No era un partido cualquiera el que se jugaba ayer, era el 900 en la ACB. Un hito histórico del que pocos clubes pueden presumir. Y el Gran Canaria respondió como la cita merecía. Imponiéndose con grandeza a un rival de enjundia que vendió muy cara la derrota. Tres jugadores sobresalieron por encima del resto, el habitual Alen Omic, que volvió a demostrar que ya está su nivel habitual, el incansable Brad Newley y el sorprendente Pablo Aguilar.

Enfrente tuvieron que lidiar con un inconmensurable Clevin Hannah, el mejor de su equipo y del partido (23 puntos y 29 de valoración), que estuvo muy bien escoltado por Georgios Bogris y un clásico de la ACB como Álex Mumbrú.

Comenzó el encuentro con mucho ritmo y con el Bilbao mandando y convirtiendo en canasta cada posesión de balón. De la mano de Hannah y Bogris se ponían los visitantes 5 arriba (2-7, min. 2.). Pero seguidamente, dos triples prácticamente seguidos de Salin levantaban al Arena y ponía por vez primera por delante al conjunto claretiano.

Hannah, uno de los mayores quebraderos de cabeza para el equipo de Aíto ayer, volvía a adelantar al Bilbao (11-12, min. 6), momento en el que Aíto aprovechaba para dar entrada a Savané por el joven Pasecniks, inadvertido hasta el momento. Si ya sorprendía la no alineación de Omic en el quinteto inicial, mayor era la sorpresa de que ni siquiera fuera el primer cambio.

A partir de aquí los veteranos dieron un paso adelante, y el Granca empezó, de la mano de Newley, Báez y Savané, a poner una marcha más en el encuentro. A pesar de eso seguía sin alejarse del electrónico puesto que Bogris y Bertans mantuvieron a flote a los de Sito Alonso.

Tardó pero en la recta final del primer cuarto llegó la entrada de Omic a la pista, y aunque algo tímido al principio, no quiso que el periodo acabase sin dejar su sello en forma de espectacular mate con falta incluida para éxtasis del respetable. Anotaría el tiro adicional a continuación. Sito Alonso tiró de pizarra para cerrar la última jugada y a falta de 20 segundos pidió tiempo muerto con la intención de realizar una jugada ensayada que la culminaría a la perfección Ruoff, dejando a su equipo a 1 punto (27-26) al término del cuarto.

La tónica en el marcador no cambió en el segundo periodo, pero si en el ritmo anotador, que bajó considerablemente. Ambos conjuntos no mostraron el acierto del primer cuarto y alargaron más los ataques, conscientes que el alto ritmo del comienzo era insostenible durante todo el partido.

Mumbrú y Omic demostraron porque son los líderes de sus respectivos equipos y tiraron del carro cuando más falta lo hacía. Cuando la veteranía del primero hacía estragos en la defensa insular y adelantaba a los suyos (31-30, min 17), aparecía el poderío físico del esloveno para mantener la ventaja local en el electrónico.

Pudieron por fin los locales separarse del Bilbao gracias a dos triples de Seeley y Newley, y un contundente mate de Omic. Un parcial de 8-0 que ponía la máxima diferencia a 2.31 del descanso (46-38). Pero duraría poco la alegría del representativo y es que los bilbaínos respondería con un +6 dejando claro que vendería muy cara la piel de la derrota. En la último jugada, Sito Alonso lo volvía a hacer y esta vez más difícil todavía.

Con apenas 4 segundos para llegar al descanso, tiempo muerto y jugada ensayada. En esta ocasión sería Hannah quien cerrase el segundo cuarto con un espectacular triple en el último segundo (49-47 al descanso). Tras la reanudación, ambos conjuntos salieron fríos a la pista y tardaron en inaugurar el marcador. Sería el Bilbao Basket de la mano de Bogris quien lo hiciera pasado los 2 minutos del tercer cuarto. Aíto pararía el partido al ecuador del periodo, viendo como el Bilbao se adelantaba después de muchos minutos por detrás. Lo hacía por el de siempre, a través de un espléndido Hannah (55-57 min. 25) y ante el peligro de que los clásicos nubarrones del maldito tercer cuarto hicieran, una vez más, acto de presencia en el encuentro de ayer.

Y le funcionó a García Reneses este parón. Primero Omic, luego Pangos y por último 5 puntos de Aguilar ponían la directa a los amarillos que solo encontraban resistencia en Hannah. El ala pívot granadino anotaba 5 puntos consecutivos que alejaba algo a los claretianos y obligaba a Sito Alonso a pedir tiempo muerto (67-61 min. 29). Y si antes le había funcionado a los de Aíto, ahora les solucionaba el mal momento a los visitantes, quienes respiraban gracias a un parcial de 4-0. El cuarto concluiría con un ajustado 69-67 y todo por decidir en los últimos 10 minutos en un encuentro sin tregua.

Llegaba la recta final de un enorme partido entre dos equipos que demostraban porque iban a estar en A Coruña el próximo fin de semana. La afición apretaba y Raúl López aparecía, demostrando que los viejos rockeros nunca mueren. Los 4 puntos consecutivos del base no pudieron impedir que los claretianos se fueran en el marcador jaleados por su público, que entendía que estaban en el tramo clave del choque y ahora más que nunca su apoyo era fundamental. Y vaya que si lo fue, un robo y un mate de Rabaseda obligó a parar el partido a Alonso (min. 35, 79-71).

Pero Báez decidió que esto se acababa. 7 puntos del capitán amarillo ponía la máxima diferencia a falta de 4.43 para que terminase el partido (86-73). Un más 13 que parecía prácticamente definitivo. A partir de aquí los de Aíto gestionaron sabiamente el resto del encuentro, alargando las posesiones y con intensidad en defensa. El Bilbao lo intentó hasta el final liderados por un incansable Mumbrú. Pero el Arena son palabras mayores y el Gran Canaria sumaría una nueva victoria (91-85), la octava consecutiva para viajar en A Coruña habiendo dejado los deberes resueltos de manera sobresaliente tanto en la Liga como en la Copa.

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