La cara de pánico

Soy una enamorada del almacenamiento en la nube, lo confieso. Hace bastante tiempo que no saco el pen drive del bolso y creo que se me ha olvidado ya cómo se grababa un CD. Puedo trabajar en cualquier ordenador con conexión a Internet, sin necesidad de preocuparme de los programas que tiene instalados. Es una gran ventaja, como se pueden imaginar. Pero claro, la tecnología tiene sus cosas.

Los ordenadores de estropean, los cables se desenchufan y los nodos de Internet se caen. Así que no es descabellado que, en medio de tanta nube, aparezca un nubarrón en forma de ventana en tu pantalla, diciéndote que el sistema está temporalmente caído y que si quieres recuperar tus archivos, mejor te vayas antes a tomar un café o mejor una tila.

En ese momento, con tu mejor cara de pánico instalada, un sudor frío te recorre la espalda mientras piensas cuándo fue la última vez que hiciste una copia de seguridad de tus datos.

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