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Javi Guerrero, la jerarquía decente

Viernes, 17 de julio 2020, 08:33

En un tiempo pretérito, cuyas cenizas todavía no se han apagado, e incluso vuelven a refulgir en el palco del Estadio de Gran Canaria, el club auspició una oligarquía de futbolistas afines en el vestuario. La idea no solo no prosperó, degeneró hasta el punto de que desesperando hasta alguien tan curtido como Sergio Kresic, acabó en un fracaso absoluto en el que Marcos Márquez o Pindado salieron de la entidad. Por allí ya andaba Javi Guerrero, un líder de otra cepa. Otro carisma, otro carácter.

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A Guerrero no se le conoce un mal gesto. Tampoco una mala palabra. Ha asumido de manera natural el liderazgo. Lo ha hecho desde el respeto, sin necesitar que un presidente le colgara en el brazo un brazalete de capitán. Guerrero es en el vestuario lo que un buen yerno en una familia. Contenta a todos.

Ayer fue titular por primera vez en la temporada. Un hecho que no debe sorprender. Sergio Lobera, o al menos eso se cuenta desde el club, optaba por que el ariete, cuyo contrato expiraba el pasado 30 de junio, no renovara. El madrileño llevaba la carga de sus 35 años, 36 dentro de un mes, en sus espaldas. También cargaba con un final de temporada mermado por las lesiones, dolorido cada tarde en la intimidad de su casa después de la enésima extracción de líquido. Ramírez sí le quería. Y al final se quedó. Nunca traicionó el código de discreción que se había pactado muchos meses antes, cuando apalabró su continuidad.

Eso no violentó a nadie a fin de cuentas. Quienes han vivido las interioridades de la caseta junto a él, solo hablan en positivo. Guerrero, cultivado en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, y bien curtido en multitud de vestuarios profesionales, tiene la virtud de ser un hombre vital para cualquier entrenador, pero ser igual de leal con el siguiente.

Javi Guerrero era la prolongación de Sergio Kresic, el entrenador con el que llegó a la Unión Deportiva procedente del Recreativo. Cada vez que el partido se paraba, el croata llamaba al delantero, éste se acercaba al banquillo y escuchaba las consignas. Luego se dirigía de nuevo al campo y ordenaba al equipo como le había solicitado el entrenador. Eso no fue óbice para que estuviera igual de implicado cuando Paco Jémez apareció como relevo del balcánico, finalizando su primera temporada en la entidad.

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Tras eso han pasado muchas cosas. Es un tipo claro, siempre de cerca. El día que Paco Jémez es destituido en Granada, Ramírez, meditando, paseaba por la puerta de los vestuarios con la goleada todavía lacerante. El primero con el que consultó fue con un Guerrero aún sudado.

Esta temporada debutó en la tercera jornada en Elche. Marcó un gol en el primer balón que remató. Ayer, titular por primera vez, destrozó el palo con un zurdazo seco. Pero lo que realmente destacó fue su capacidad de interpretar lo que quería Lobera. Elegancia e inteligencia.

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