Germán: "He contado mi vida como homenaje a todos mis compañeros"
¿Qué ha significado para usted contar su vida para la biografía que se presenta mañana? Al principio era reacio, aunque, al final, me terminaron por convencer. Que los aficionados puedan conocer en profundidad una etapa tan bonita de la UD en la que, junto a otros grandes futbolistas y personas, traté de aportar el máximo, pienso que es algo merecido para tantos y tantos seguidores que te siguen recordando o que te paran por la calle para preguntarte datos y vivencias de aquellos tiempos. He contado mi vida precisamente por eso, para homenajear a mis compañeros porque, sin ellos, nada de lo que me ha ocurrido hubiese sido posible. Habla de que la gente conozca en profundidad una UD legendaria. Han pasado los años y para usted cada recuerdo está grabado a fuego como lo ha demostrado con su memoria enciclopédica. Fotos, resultados, compañeros, entrenadores, dirigentes... El fútbol y la UD lo han significado todo en mi vida, además de mi familia, y claro que nunca he olvidado todo lo que me ha dado tanto el deporte como el club. En mi cabeza está todo. Es lógico que algunos detalles prevalezcan sobre otros, pero para mí no supone ningún esfuerzo rememorar cada etapa de mi vida porque las llevo muy presentes. Ha sido muy feliz. Así se refleja en «Germán Dévora, el Maestro». Es cierto. No me puedo quejar. Dios me dio unas virtudes que pude poner al servicio de la UD y he tenido muchísima suerte con mi familia. Estoy muy orgulloso de todas las personas que han compartido mi vida. Mi mujer, mis hijos, mis familiares, mis amigos. También he tenido malos momentos como todo el mundo, pero he podido superarlos gracias, precisamente, a la gente que ha estado siempre conmigo. Tengo que ser agradecido porque, en el balance general de mis 71 años vividos, lo bueno es mayoría. El libro está salpicado de anécdotas. ¿Con cuál se queda? Hay muchos recuerdos imborrables que me traen a la mente felicidad. Es complicado sacar uno en concreto. Pero aquella vez que me tomé, por equivocación, un vaso de gasolina antes de un partido y acabé marcando mi primer hat-trick frente al Ceuta es una anécdota bastante simpática. En la previa de los encuentros me ponía nervioso y siempre me bebía una infusión o café para calmar la tensión. Aquel día confundí el vaso y firmé tres goles...Desde entonces los compañeros me decían que no me olvidara de tomar gasolina cada vez que teníamos que jugar... Mañana es su gran día. Comentan que le está costando dormir últimamente... (Ríe) Así es. Estoy un poco nervioso, abrumado por tantas cosas bonitas y entrañables que me dice la gente desde que se anunció la presentación del libro. No tengo palabras para agradecer las muestras de cariño que me llegan continuamente. La plana mayor de los veteranos, el seleccionador nacional, la UD representada en todos sus estamentos con el presidente al frente, peñistas, periodistas, aficionados... Las cuatrocientas invitaciones han volado, la sala VIP del Gran Canaria estará a reventar. ¿Qué siente? Pues una gran satisfacción. Uno siempre trató de hacer amigos, de ayudar a todo el que pudo y son momentos como el que viene en los que te das cuenta de que sí, de que eres muy querido. Me emociona una barbaridad saber que todos han querido estar conmigo en este día. Desde Argentina, Wolff, Brindisi, Morete y Fernández, a los que aquí se une un compatriota ilustre como Carnevali. Tengo unas ganas enormes de darles un abrazo a todos. A Morete no lo veo desde 1980, cuando vino a jugar al Insular con el Sevilla. Con Brindisi voy ya para veinte años sin verle y a Wolff, unos diez. Con Fernández sí he coincidido en Tenerife y a Daniel lo tenemos aquí y nos cruzamos continuamente. A mí me quedó la espinita de que con todos, salvando a Carnevali y Fernández, no jugué muchos años, pues Wolff, Brindisi y Morete llegaron cuando mi carrera estaba finalizando. Fueron grandísimos compañeros y dieron un rendimiento sensacional. A la UD le tocó la lotería con aquellos fichajes, pues vinieron a un precio muy ajustado y aquí hicieron historia. Me pone muy feliz que vayan a recibir la insignia de oro y brillantes del club. Lo merecen de sobra por todo lo que le dieron al club y a la afición. En su biografía quiso incluir un capítulo especial dedicado a Guedes y Tonono, a los que va a tener muy presentes, como siempre ha hecho, en esta ocasión. Por supuesto. Dios se los llevó pronto pero el recuerdo que dejaron, tanto en mí, como en el resto de compañeros y aficionados es eterno. Fueron dos capitanes magníficos e insuperables, dos futbolistas superdotados, dos personas entrañables. No hay día en que no les recuerde. Y, cuando se presente el libro, por supuesto que Juan y Tonono van a estar muy presentes en mí. Seguimos repasando lo que se espera en el auditorio. No faltarán, tampoco, las autoridades políticas más importantes de la provincia y del Archipiélago. Pues digo lo mismo, que de corazón agradezco a todos que deseen acompañarme. Ya me he quedado sin palabras, como dije anteriormente, al comprobar tanto cariño por parte de todos. Cabildo de Gran Canaria y Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se han volcado en colaborar con la organización del acto. Y Miguel Ángel Ramírez, como presidente de la UD, ha dado todo lo que puede y más para que la institución le arrope como se merece. Me produce un orgullo tremendo. A todos los políticos que quieran estar conmigo les agradeceré el detalle porque, seguro, harán un gran esfuerzo por estar a esa hora en el estadio. Y qué decir de nuestro presidente Miguel Ángel Ramírez. Gracias a su insistencia regresé como presidente de honor a la UD, el club de mi vida, y, como aficionado, tanto a él como al juez Cobo Plana les debemos que la UD siga viva. Cobo Plana también viene... Le daré un gran abrazo. ¿Qué le dice su familia? Siempre he tratado que estén un poco al margen del fútbol... Pero ahora es inevitable que compartan conmigo esta felicidad que tengo. Mi mujer y mis hijos han sido siempre mi gran motivación. Usted empezó jugando descalzo y en los solares de Guanarteme. Hoy se ha perdido el fútbol callejero... Es ley de vida. La sociedad ha evolucionado y aquel fútbol hoy es imposible. Además, ahora hay muchas más modalidades para que los niños elijan. En mi época todo era fútbol, lucha canaria o natación. Ahora empiezas a practicar un deporte y con ocho años ya dispones de una instalación, unos medios, un entrenador que te orienta con ejercicios metódicos... Todo al alcance de la mano. Los que vivimos aquellos tiempos no lo tuvimos tan fácil, aunque, a nuestra manera, fuimos muy felices también. Nunca le ha gustado comparar. Que si antes era más complicado jugar, que si ahora parece más fácil llegar a ser profesional... Todo sigue siendo fútbol, aunque adecuado al tiempo en el que estamos. Con sus ventajas e inconvenientes, como me sucedió a mí cuando empezaba. Ahora, por ejemplo, el juego es más rápido y controlar un balón requiere de mayor habilidad. Cuando jugaba, el ritmo era más pausado. Pero eso no hace a lo de ahora mejor ni a lo de antes peor. Es importante saber respetar y valorar lo que hemos tenido y lo que tenemos sin caer en comparaciones que, muchas veces, no tienen ningún sentido. Presidente de honor de una UD en la que la cantera ha vuelto a emerger como siempre fue de su gusto. ¿Orgulloso de la política consolidada del club? Por supuesto. Siempre fui un amante y defensor de nuestros jugadores, de darles la oportunidad de llegar al primer equipo porque aquí siempre hemos tenido chicos con unas condiciones tremendas. Y ahora hemos vuelto a apostar por lo nuestro y todo va muy bien. En junio se nos escapó el ascenso a Primera por una desgracia y, si todo sigue igual, regresaremos a la máxima categoría. A mí, desde luego, me encanta que en la UD sean mayoría los jugadores de aquí, sabiendo, eso sí, que, como ha sucedido siempre, tenemos que estar abiertos a reforzar las posiciones que lo requieran con profesionales que vengan de otros clubes.
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