Francisco sabía lo que hacía cuando acuchilló a Fabiola

Le asestó más de 30 puñaladas a sangre fría, con pleno conocimiento de lo que hacía y sin hacer caso a sus hijos, que intentaban persuadirle para que no la matara. El veredicto del jurado abre la vía para que Juan Francisco Mejías pase, cuando menos, los próximos tres lustros en la cárcel.

Antonio F. de la Gándara

Lunes, 20 de julio 2020, 21:02

El jurado constituido ante la Audiencia Provincial de Las Palmas desde el pasado lunes para juzgar al vecino de Telde Juan Francisco Mejías González por la muerte de su mujer hizo público en el mediodía de ayer el veredicto que le declara culpable del crimen y abre la vía para que el juez le condene como autor de un delito de asesinato.

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El tribunal popular considera probado que Mejías mató a su esposa asestándole más de 30 puñaladas, y da como probadas las agravantes de parentesco y ensañamiento, al considerar que había una relación entre ambos análoga al matrimonio y que le causó un sufrimiento innecesario. El veredicto abre la vía para que el magistrado Javier Varona condene al acusado como autor de un delito de asesinato, si bien la última palabra sobre la calificación jurídica del crimen está en manos del juez. La sentencia se dará a conocer en los próximos días.

Habida cuenta que el juez está obligado a hacer la lectura del veredicto más favorable al reo, lo más probable es que no considere la concurrencia de la agravante de alevosía, al entender que el jurado cree que no fue un ataque sorpresivo, y sí la atenuante de confesión (el antiguo arrepentimiento espontáneo), ya que el veredicto dice que lo primero que hizo después de matarla fue salir a la ventana y confesar el crimen, a la vez que pedía a los vecinos que llamaran a la policía.

Por mayoría de siete votos a dos, el jurado declaró no probado que el acusado, en el momento de la comisión de los hechos, se encontrara afectado por un trastorno mental transitorio que mermara o anulara su capacidad para distinguir el bien del mal.

Tras escuchar la decisión del jurado, tanto el fiscal como las acusaciones particulares elevaron a definitivas sus peticiones de condena: el fiscal Guillermo de Ávila pide 23 años de prisión; y las abogadas que representan al Instituto Canario de la Mujer y a la Concejalía de la Mujer de Telde, Luisa Sierra y Cristina León, respectivamente, solicitaron 25 años de prisión, además de sustanciosas indemnizaciones para los tres hijos de la fallecida.

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El abogado defensor de Mejías González, Mario López Arias, afirmó que el veredicto no era congruente con los hechos declarados probados, anunció su intención de recurrir el fallo y solicitó la condena mínima de acuerdo con la calificación jurídica del veredicto que el magistrado presidente considere ajustada a las circunstancias.

El jurado tardó menos de seis horas en alcanzar un acuerdo: comenzó a deliberar a las 17 horas del jueves, se retiró a descansar a las 20.00 horas y¡, tras reanudas su sesión de deliberaciones a las 9.00, anunció que había conformado su veredicto a las 11.30 horas de la mañana de ayer. Mejías escuchó el veredicto sin exteriorizar ninguna reacción.

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El trauma en directo

Además de las condenas penales, las tres acusaciones personadas en el proceso piden que se condene a Juan Francisco Mejías a indemnizar con 180.000 euros a los herederos legales de la fallecida, y con un plus de 15.000 euros para cada uno de los dos hijos -F., de 15 años cuando sucedieron los hechos, y R., de 9., con 15.000 euros más a cada uno por el trauma de ver como su padre mataba a su madre.

«Sin que puedan precisarse las causas»

El veredicto del jurado no aclara cuál fue el móvil del crimen. Expone que la pareja estaba separada desde hacía años, dice que en la madrugada del 5 de julio Juan francisco se personó en la vivienda familiar y expone: «Sin que pueda precisarse las causas ni otras circunstancias, comenzó (entre ambos) una disputa en el transcurso de la cual en acusado se sentó encima de Fabiola que estaba tendida, y con un cuchillo de cocina comenzó a a propinar cuchilladas a ésta con la intención de acabar con su vida».

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«Sorprendido en el curso de la agresión por los niños», añade, «el imputado no atendió a ninguna de las peticiones y súplicas que éstos le hacían para disuadirle de continuar hiriendo a su madre -llegaron a amenazarle con un cuchillo y una cuchara- sino que continuó propinándole cuchilladas en numero superior a 30, para finalmente, con el propio cuchillo que trajo su hija, seccionarle el cuello».

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