Eva Yerbabuena: «El flamenco ha sido un arte muy machista»
En esta entrevista, la bailaora granadina habla con franqueza de su trayectoria y del devenir del flamenco. La premio Nacional de Danza de 2001 espera retirarse de los escenarios cuando el cuerpo le falle.
P. -En De carne y hueso reúne lo mejor de su carrera. ¿No es este espectáculo una mirada nostálgica hacia su trayectoria?
Publicidad
R. -No tiene por qué. No es decir: voy a hacer mi ultima función, voy a retirarme y tengo que decidir qué voy a hacer. No. Es todo lo contrario. Es una función que da la oportunidad de empezar otro espectáculo y otra forma de contar las cosas y de exponer parte de tu trabajo.
P. - Hasta el Ballet Nacional tiene problemas. ¿Cómo ha conseguido mantener viva su compañía desde 1998?
R. -No es fácil para nadie, ni para el Ballet Nacional ni para nosotros. Ahora los más perjudicados son la cultura, la sanidad y la educación. Está claro. Nos está costando la misma vida aguantar y afrontar la situación. Pero no es que sea consciente solo yo, que soy la directora y creadora de compañía, son también conscientes todos los trabajadores. Es una cuestión de decidir: venga, ahí estamos y seguimos para alante de la mejor manera posible y eso es algo que se agradece. Hay que ser realista. La situación está mal y hay que hacer un esfuerzo por parte de todo el mundo.
P. - También es verdad que el flamenco puede esquivar la situación porque es exportable.
R. - No creas. Sí es verdad que cuando decimos flamenco nos referimos a una seña de identidad de España, creo que la que más potente y que la gente lo requiere fuera y trabajamos allí. Pero no es fácil. Hay veces que solo el coste del avión y los hoteles son inasumibles para una compañía. Se necesita la ayuda del Ministerio para compañías en gira o ayudas de la Junta de Andalucía. Es algo que seguimos necesitando y no siempre es fácil de conseguir.
P. - Ha llevado el flamenco por el mundo, incluso a Nueva Zelanda, ¿dónde ha encontrado al público más permeable al duende?
R. - Es algo muy curioso. Hay un público que, a lo mejor, por respeto, por miedo, tú notas que no quiere ni respirar cuando están viendo un espectáculo, pero no quiere decir que sean más fríos sino que tienen ese miedo a que se crean que están faltando al respeto. Yo no he tenido la sensación de encontrar a un público más frío. El flamenco lo mágico que tiene es que es un arte muy directo. Es tan sumamente directo que, a veces, el público no puede evitar decirte algo. Me acuerdo de Argentina. Argentina era tremenda para eso. La gente te decía lo que sentía en el momento y les daba igual la situación. No tenían ese miedo ni esa represión de decir: no puedo expresar lo que siento.
Publicidad
P. - Su marido, el guitarrista y compositor Paco Jarana, trabaja con usted. ¿Cómo se lleva eso?
R. -No es fácil. Nosotros estamos juntos cada segundo, cada minuto, semanas, días, meses, años...
R. - (Paco Jarana)En casa no se para.
R. - Pero lo llevamos bien. Hay de todo. No te voy a decir que somos maravillosos, que nos llevamos siempre estupendamente... No, también discutimos y nos enfadamos. En fin, no es fácil trabajar y convivir juntos. Somos padres de dos hija y mucho más: somos padres, amantes, compositor, amigo...
Publicidad
R. - (Paco Jarana) Todo por módico precio.
R. - Hasta ahora, hemos tenido una gran suerte. A nivel personal queda claro, y a nivel artístico hemos tenido un privilegio. Yo he encontrado a mi media naranja. Sabe qué música necesito y yo sé lo que a él le gusta. A la hora de crear me siento más privilegiada que otros compañeros porque lo principal lo tengo en casa. Puedes tener muchas ideas coreográficas, pero luego tienes que buscar a un músico que tenga que ver contigo, que sepa lo que te gusta, lo que no y lo que quieres. Paco a nivel físico sabe lo que necesito. A nivel sentimental sabe lo que me gusta, lo que me toca, lo que me sorprende... Eso es un privilegio a la hora de crear. La verdad es maravilloso.
P. - ¿En qué punto de su carrera está?
R. -Buf. A mí me da miedo hablar de esto, porque ahora mismo estoy estupendamente. Estoy en un punto de madurez importante. No solamente en mi carrera artística sino a todos los niveles. Yo creo que en la vida todo va en paralelo; lo artístico y lo personal. Valoro muchas cosas que es imposible valorar cuando tienes veintipocos años pero no sé qué va a pasar de aquí a diez minutos. Entonces no sé qué va a pasar con mi carrera. Sigo pensando en proyectos. De hecho, se estrenó en febrero Apariencias y ahora estoy con otros dos proyectos más. A nivel de inquietudes e ideas sigo ahí, sigo igual que siempre o peor, porque tienes más información y más conocimiento y eso te activa más. Pero ¿qué pasará? No lo sé. Yo siempre digo que me gustaría retirarme a tiempo a nivel interpretativo. Es decir, yo como intérprete. No por nada, sino porque cumples años y el cuerpo, físicamente, no responde igual. Ya tienes una madurez psíquica impresionante pero físicamente el tiempo pasa para todo el mundo. A mí no me gustaría que la gente dijera: qué pena, con lo bien que bailaba y mira cómo está ahora. Eso nunca. Siempre pido al universo y a Dios que se me encienda la bombilla y que yo diga: ya, este es el momento, pero no sé cuándo será.
Publicidad
P. - Dijo que su espectáculo Apariencias es punto de inflexión en su carrera, ¿por qué?
R. -Por todo lo que nos influye la apariencia. Es algo, que queramos o no, nos hace movernos de diferente forma, sentir de diferente forma, dudar... Creo que la apariencia es algo que va cambiando. Naces solo y naces con tu propia apariencia, pero empezamos las mamás a decir me gusta este gorrito, le pongo pendientes... Y empezamos a cambiar al ser humano, se le empieza a crear una apariencia desde que naces y de la que no eres consciente. Eso me llamó la atención y me ha hecho reflexionar. Pensé que era el momento para crear partiendo de un mensaje claro: lo único que no nos distingue y nos hace a todos iguales es la muerte, algo que evitamos y de lo que tratamos de no hablar porque nos parece horrible (risas). Es un espectáculo muy intenso del que me siento muy orgullosa.
P. - ¿Existe fundamentalismo dentro del flamenco? ¿Ha sido víctima de su intolerancia?
R. -Yo no sé si eso se terminará algún día. Reconozcamos que es un arte que ha sido muy machista. Ahora lo sigue siendo, pero menos. Nos hemos perdido muchísimos artistas, sobre todo mujeres, que han bailado de escándalo, cantado e incluso tocado la guitarra, pero no estaba bien visto o simplemente su marido no le dejaba y eso el mundo se lo ha perdido. ¿Que seguramente seguirá pasando por ahí?, sigue pasando. ¿Que entramos en temas de payos-gitanos? Pues sigue existiendo cierto conflicto todavía de una manera menos o más intensa. No lo sé. Hay gente mayor que dice que antes payos y gitanos convivían y no había ningún tipo de problema. Siempre hay ahí ese punto de fricción porque nos estamos preguntando ¿de dónde viene el flamenco?, ¿quiénes son los que realmente lo hace bien? Y yo creo que es algo muy contradictorio, porque si me dices que el flamenco es una forma de vivir y que el flamenco puro es sentimiento, algo muy visceral... ¿qué pasa? ¿quién tiene sentimientos?
Publicidad
P. - Todo el mundo.
R. -Ante eso yo prefiero dejarlo ahí, que conteste quien quiera. Yo lo tengo claro.
P. - ¿Hay una familia flamenca? ¿Está bien avenida?
R. -Todo depende de lo bien avenida que la familia quiera estar. No depende de los que estamos fuera, para nada. Depende de ellos mismos, de nosotros. A veces decimos: es que no me miran, es que no me siento... Y es una apreciación personal. Yo no tengo ningún problema. Si alguien me gusta bailando o tocando la guitarra y me hace sentir, entonces, es bueno. Me da igual del color que tenga el pelo o la piel.
P. - ¿Cómo ve el futuro del género?
R. -Ahora hay mucha incertidumbre porque hay mucha juventud y mucha búsqueda. La juventud es muy inquieta y hay una gran cantidad de información, tanta que incluso yo no sé si nos hace bien. Tengo mis dudas. Antes te enterabas de que había un artista aquí y era duro llegar allí para verlo, pero volvías a tu casa o a tu rincón con lo que creías haber visto y haber oído. Lo hacías tuyo de alguna manera. Ahora no. Ahora sabes que hay algo y le das a un botón del movil y lo ves mil veces dándole un botón. Eso lo hace más fácil de copiar. Al final todo se está mimetizando. Ahora hay más gente parecida y menos gente con una personalidad propia. Eso es algo que no podemos evitar y lo mismo que para otras cosas Internet es maravilloso, porque cualquier tipo de información la tienes en segundos, también hace daño. Hay una generación del flamenco que está a punto de desaparecer. Hemos perdido a Juan el Habichuela, Juan Peña El Lebrijano, hace nada, en julio... Para nosotros esas pérdidas son devastadoras. Gracias a Dios hay registros y están ahí, pero no es lo mismo. Y hay una generación de gente nueva en plena búsqueda. Pero ahora entramos en el asunto: ¿más flamenco o menos flamenco?, ¿más puro o menos puro? Pero vamos a ver, si ya el flamenco de por sí es impuro. El flamenco es una mezcolanza de muchas culturas: griegos, gitanos, negros, la India... Es lo más impuro del mundo. ¿Por qué tratamos de decir menganito es puro y fulanito no? ¿Qué es para usted la pureza y qué es para mí? Es algo muy relativo.
Noticia Patrocinada
PERFIL. Eva Yerbabuena habla con la libertad y la franqueza de aquellos que se sienten seguros de sí mismos. Sus muchos años de trabajo y su estabilidad personal contribuyen a ello. También muestra sus dudas sin mucho rubor. Nacida en Frankfurt en 1970 pero criada en un pueblo de Granada por sus abuelos, Eva Yerbabuena comenzó a bailar con 11 años.. Angustillas La Mona, Enrique el Canastero o Mariquilla fueron sus primeros maestros. Su carrera se fraguó en las compañías de Rafael Aguilar o Paco Moyano; y colaboró con Manolete, El Güito, Merche Esmeralda o Javier Latorre, entre otros. En 1998, creó su propia compañía. Con ella ha recorrido el mundo con sus propios espectáculos: Eva (1998), 5 mujeres 5 (2000), La voz del silencio (2002), A cuatro voces (2004), El huso de la memoria (2006), Santo y seña (2007), Lluvia (2009), Cuando yo era... (2010), Federico según Lorca (2011) y ¡AY! (2013). Su último montaje fue Apariencias. En Gran Canaria estrenó De carne y hueso, con sus piezas más aplaudidas
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión