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Estrategia Canaria de la Cultura, una declaración de intenciones

Lunes, 20 de julio 2020, 11:16

Con la crisis fundiendo al baño María el maltrecho Estado de Bienestar, Canarias se apuntó a la moda de los planes culturales avalados por informes, estudios y mesas de debate con expertos. Quedaban pocos meses para que finalizara el año 2010 y el «sector cultural» reclamaba que se le reconociera su valor en relación a lo que se aportaba al PIB, su papel en el entretenimiento y su derecho a cobrar por su labor.

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La consejera Milagros Luis Brito (CC) fue la encargada de dar a conocer el Plan Canario de Cultura (mayo de 2011). El documento planteaba propuestas a corto, medio y largo plazo. Una década dedicada a sentar las bases de un área que ha visto reducido su presupuesto regional en un 80% desde 2007.

Tras las elecciones de 2011, el área de Cultura se mantuvo en la órbita de Coalición Canaria, pero Luis Brito fue sustituida por Inés Rojas.

A ésta le tocaba poner en marcha el plan. Sin embargo, la falta de una ficha financiera apropiada lo retrasaba. Ante esto se optó, quizás para calmar al sector cultural, por redactar un documento con acciones más baratas, pero «necesarias». Del destilado del Plan Canario de Cultura surgió la Estrategia Canaria de Cultura (2012-2015).

Según el informe justificativo de la Estrategia, ésta constituía «una propuesta de objetivos y un plan de trabajo para el período 2012-2015». De hecho se le adjuntó un anexo con un calendario y acciones concretas para los años reseñados hasta un total de 20 puntos.

¿Qué fue de la Estrategia Canaria de Cultura? En términos generales, nada, esto es, las acciones se quedaron en el papel mientras el sector cultural continuó perdiendo peso en los Presupuestos Generales.

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Según el calendario prefijado, en 2012 se iniciarían los trabajos para la constitución de un nuevo órgano, el Consejo Canario de Cultura (CCC). Y así fue, aunque no nació hasta 2014. La idea era que velara por la consecución de las acciones marcadas en la Estrategia Canaria de Cultura al tiempo que debía presentar propuestas, promover debates y redactar informes. Solo se ha reunido un par de veces y, de momento, la nueva responsable de Cultura, Teresa Lorenzo, no ha dicho si continuará, si se renovarán sus cargos -formaban parte de él distintos responsables políticos locales e insulares que han cambiado de puesto- o si no volveremos a saber de él.

La Estrategia marcaba, también, la creación de un grupo de trabajo para auspiciar la reforma del REF, lograr un «RIC Cultural» e, incluso, reformar la ZEC. El economista José Luis Rivero Ceballos formó parte de dicho grupo, pero asegura que, aunque no ha sido un «trabajo perdido, porque se hicieron debates y participó mucha gente», no se ha materializado en ninguna propuesta o acción concreta.

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Varios de los puntos de la Estrategia hacían referencia a acuerdos con distintas organizaciones públicas y privadas. Uno de los objetivos (para 2012) era elaborar «un breve documento consensuado que establezca las prioridades y los contenidos de la imagen cultural de Canarias como elemento integrante de la proyección exterior del Archipiélago», pero, de momento, no se ha presentado.

En 2013 debía constituirse el Observatorio Canario de la Cultura. Efectivamente se creó, pero en agosto de 2014. Y junto a él comisiones técnicas de Turismo y Cultura, por un lado, y Cultura y Economía, por otro. E incluso se publicó el Boletín Oficial de Canarias (BOC) el nombramiento de sus respectivos presidentes, todos ellos técnicos de la administración. Pero no se ha hecho público ni un solo documento, estudio o informe elaborado por el Observatorio.

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Tampoco se ha establecido, como recogía la Estrategia, un contrato programa con el Instituto Canario de Estadística (ISTAC).

El punto ocho de la Estrategia Canaria de Cultura establecía el «fortalecimiento de la empresa cultural canaria». Para ello, entre otras encomiendas, se debía celebrar un foro profesional «para el fomento de la clusterización de las empresa culturales». Este punto se cumplió con un considerable retraso. El encuentro estaba previsto para 2013 y se desarrolló el pasado mes de abril en Lanzarote.

En 2013 también estaba prevista la creación de un «Lobby Cultura Canaria-Europa» que no se creó, como tampoco se impulsó una Ley de Mecenazgo de Canarias y una nueva Ley de Patrimonio Cultural (existe una ley de Patrimonio Histórico y Cultural).

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En 2014 la Estrategia establecía siete puntos. Entre ellos, el «relanzamiento (creación) de la Canarias Film Commission», un objetivo que tradicionalmente se incorpora a los documentos oficiales, pero que no llega nunca.

También se marcó la elaboración de una propuesta para la supresión de las barreras para la importación y exportación de obras de arte visual, algo que, en realidad, ha impulsado la Asociación Canaria de Artistas Visuales (AICAV) y sigue sin materializarse.

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La Ley de Bibliotecas era la última estrategia que debía ponerse en marcha en 2014, pero su borrador sigue durmiendo el sueño de los justos. Y antes de mayo -el documento llegaba hasta las elecciones- debió presentarse el segundo informe anual del estado de la cultura en Canarias -no se ha hecho público ni el primero, que, aunque centrado solo en la aportación al PIB, sí se elaboró-. Ahora, ni con prisas podrán cumplir el último objetivo marcado: una conferencia RUP Cultural.

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