¿Es por dinero?

El martes CANARIAS7 publicaba que el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas ha dado el visto bueno a la propuesta del Ministerio de Industria de gravar la extracción de hidrocarburos. Este impuesto del 8% supondrá para Canarias, a lo sumo, unos 300 millones de euros al año, en el caso de que se cumplan las previsiones de Repsol sobre la existencia de gas o petróleo en aguas cercanas a las Islas.

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Ese mismo día, también en este mismo periódico, se daba cuenta en otra información de que el turismo había dejado en los nueve primeros meses del año y sólo en la isla de Lanzarote unos ingresos de 1.906 millones de euros, superándose en 342 millones lo obtenido en el mismo periodo del año anterior y, además, se destacaba que el tercer trimestre había sido el periodo con mejor productividad.

¿Las comparaciones son odiosas? ¿O reveladoras? Simplemente remitiéndonos a estos dos hechos informativos la pregunta es obvia, ¿es por dinero? Si así fuera, la respuesta parece evidente. La riqueza que puede generar la actividad petrolera en el Archipiélago es absolutamente marginal si la comparamos con la que produce el turismo. En consecuencia, no parecen muy acertados los que pretenden defender las bondades petroleras soportándolas en los euros que ingresarán las Islas. Otra cosa es que aleguen que sendas actividades son complementarias y quieran ignorar que no existe el riesgo cero de un derrame que anegaría nuestras turísticas costas.

Apenas pocas horas después de estas informaciones el Tribunal Constitucional rubricaba la crónica más que anunciada y suspendía la consulta sobre las prospecciones auspiciada por el Gobierno de Canarias. Luego, aun cuando el alto tribunal no haya entrado en el fondo del asunto, la posibilidad de escuchar la opinión de los isleños queda suspendida y prospecciones tendremos, sin que se sepa si habrá o no dinero para los que por aquí habitan si mana el oro negro del fondo de la marea.

En todo caso, haya o no dinerito, no tiene que ser ese el debate, o nada se ha entendido. Claro que vistas las ambigüedades con que se mueven los socios del Gobierno regional, no es de extrañar que existan dudas, y muchas, más aún después de comprobar como recientemente CC, PSOE y PP hicieron causa común en el Parlamento de Canarias en defensa de la entrada del gas en las Islas, un gas que podría, por cierto, encontrarse en esos yacimientos que van a ser perforados dentro de bien poco.

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Convendría recordar que la razón del debate sobre la aceptación o no de las prospecciones se centra en cuál ha de ser el futuro modelo energético para las Islas. La contestación ciudadana obedece a los miedos a una marea negra y a una apuesta por un futuro menos dependiente energéticamente. Y como quiera que esta tierra atesora buena materia prima, viento, mar y sol, para ello, la negativa no es asunto de perras sino de reclamar más limpieza y un respetito para los que por aquí pululan, por mucho que se alegue que es asunto de Estado. Además, los de aquí, aun habitando en ultramar, también somos Estado, ¿o no?

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