El Remudas se abre hueco en el olimpo del deporte isleño
Era el día más especial de sus vidas y no lo iban a desaprovechar. Estaba en su mano entrar en la historia del deporte grancanario con un equipo humilde y de barrio como es el Rocasa, situar a Las Remudas en el mapa europeo balonmanístico, alcanzar el punto más álgido de los 36 años del club teldense. No era poco lo que tenían las jugadoras del conjunto remudense en juego por lo que la motivación era máxima. Ya lo más difícil estaba hecho con la renta de cuatro goles traída de Turquía, pero faltaba rematarlo. Paco Santana había avisado durante la previa que no le gustaba como había sido la semana de su equipo. Demasiada distracción para su gusto. El ambiente que se respiraba era como si el título ya se hubiera conquistado sin jugar la vuelta: «El Kastamonu no viene a la Isla de vacaciones», avisaba el entrenador, desconfiado.
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Pero, afortunadamente, las balonmanístas del equipo grancanario supieron aislarse de toda esa euforia desmedida y afrontaron el encuentro como si la ida no hubiera existido. En un inicio de tanteo, pronto pudo el conjunto remudense imponer su ritmo de juego. Bajo el calor de la afición que abarrotó el Rita Hernández, las de Paco Santana se pusieron, salvo en el 0-1 inicial, por delante en el marcador de principio a fin.
Con la defensa del Kastamonu centrada en parar a la máxima goleadora del CB Remudas, Almudena Rodríguez; María Luján, Tiddara Trojaola y Alba Albadalejo tiraron de galones para distanciarse en el electrónico. Siempre sustentadas en la seguridad que aporta Silvia Navarro en portería, el Rocasa intentó correr cada vez que pudo. El conjunto turco, superior físicamente y en envergadura, sufrían persiguiendo a las isleñas, más rápidas y escurridizas. Conscientes de ello, Paco Santana pedía constantemente a sus jugadoras velocidad en las contras y juego directo.
Los cerca de 2.000 aficionados que se dieron cita en el pabellón teldense disfrutaban, cantaban y animaban a sus heroínas. El Rocasa mandaba en el marcador, en el juego y en las sensaciones. Todo salía a pedir de boca, y ni el juego duro de las visitantes, ni la presión por la importancia de una cita de semejante envergadura amedrentaba a las valientes jugadoras insulares. A pesar de todo ello, Santana no encontraba paz en la banda. En tensión continua, para él no existía el marcador y su único afán era que las suyas no se relajaran.
En la segunda mitad, el Rocasa logró mantener la franja de seguridad de los 5-6 goles conquistada en los primeros 30 minutos durante casi todo el tiempo, salvo en algunos minutos en los que, como pasara en Turquía, el Kastamonu consiguió acercarse peligrosamente en el marcador, pero el final terminaría siendo plácido para las teldenses, quienes aseguraron no sólo el trofeo, sino también el triunfo en la tarde de ayer.
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Una victoria que las convierte, con todo merecimiento, en las reinas de Europa. El segundo título que añaden a su palmarés, tras la Copa de la Reina conquistada la temporada pasada. El primero a nivel continental, que quedará marcado para la eternidad como una de las mayores gestas del deporte grancanario.
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