El Mocán y las tradiciones isleñas

Viernes, 17 de julio 2020, 10:41

Hablar de tradiciones, de usos y costumbres, que definen a una comunidad humana determinada es algo que no debiera crear más problema ni complicación que ponerse a ello. Sin embargo, no es fácil y requiere un empeño que nos lleva a entrar en campos que van de la antropología al derecho, de las ciencias a las artes, sin olvidar la propia historia, pues estamos ante un orbe paradigmático e imprescindible para identificar y construir no ya una idiosincrasia, sino el mismo alma de un pueblo, tanto que hasta la misma norma de protocolo vigente, el R.D. 2009/83 en su artículo 5º exige que se respeten, por encima de lo que la propia norma legal dispone, las denominadas «tradiciones inveteradas», la «tradición inveterada del lugar», pues, sin duda, si un componente complejo y de difícil delimitación tienen las tradiciones es el del tiempo que requieren para entender que son un elemento verdaderamente arraigado y elocuente para el ser y sentir, para el mismo rostro de un pueblo. Son muchos los que a diario hablan, la mayoría a voz de pronto, a vuelapluma, de tradiciones, de usos y costumbres de su entorno, de su comunidad, sin reparar nunca en el conjunto de condicionantes que pueden recaer sobre ellas para ser reconocidas verdaderamente como tales; tanto que hay sitios en los que un año se realiza una acción determinada y al año siguiente ya muchos se refieren a «como ya es tradicional por aquí este año se hará de nuevo.», por lo que las «tradiciones», nuestras verdaderas tradiciones exigen que les dediquemos un poco de tiempo a conocerlas mejor, a saber de su origen y evolución en el tiempo, de su mayor o menor implantación y todo lo que ha operado sobre ellas modificándolas de una u otra forma, conscientes que, como ya se ha señalado reiteradamente, por «tradición» se entiende cada uno de aquellos acuerdos que una comunidad considera dignos de constituirse como una parte integral de sus usos y costumbres, sin olvidar esa idea, señalada por Vicente Aleixandre en su discurso en los premios Nobel, de «tradición y revolución, dos palabras idénticas», pues como encontrábamos en el Gatopardo, todo debe cambiar, para que todo siga igual. Es por ello altamente elogiable el compromiso, el esfuerzo y la dedicación que la Agrupación Folklórica El Mocán, con el apoyo del Ayuntamiento de Mogán, ha venido realizando desde hace dieciséis años para ofrecer una jornada anual dedicada al estudio y reflexión sobre las tradiciones que han señalado a Gran Canaria a través de los siglos, como han llegado hasta nosotros y como se desenvuelven en el ámbito insular actual. Una labor que nos permite hablar ya de un verdadero racimo de frutos vigorosos y jugosos que recopilan muy diversos aspectos de los usos y costumbres isleñas, a las que ellos han ofrecido la oportunidad de acercarnos no sólo de la mano de importantes especialista, sino acudiendo a la traición oral, al recuerdo que aún permanece vico en muchísimos grancanarios, un tesoro documental que de esta forma se ha recogido y se podrá perpetuar. Este año las XVI Jornadas de Tradiciones del Mocán han estado dedicadas a conocer y adentrarse por los orígenes de los usos y costumbres más propios y pertinentes del carnaval tradicional grancanario, unas jornadas en las que tuve el honor y la enorme satisfacción de poder participar con todos ellos y, por supuesto, aprender muchísimo tanto de un caudal de memoria popular que fluyó a borbotones, como de los talleres de Utensilios de Carnaval y Formas de Vestir de la Mascarita, o de la recreación de un Baile de Piñata y de Mascaritas, con la actuación de la Parranda Tahona-San Antonio y El Mocán. Todos, en la mesa redonda que tuvo lugar, tras mis aproximaciones al origen y evolución del Carnaval grancanario a través de cinco siglos, en los que ha tenido una presencia cambiante, adecuada a la realidad de cada época, a los condicionamientos religiosos, políticos, sociales y hasta económicos de cada momento histórico, pero siendo algo que se esperaba, que se necesitaba, que brotaba espontáneo en la misma raíz del pueblo, de todas y cada una de sus clases sociales, concluimos con lo que ya en su momento señaló el cronista Eduardo Benítez Inglott, al hablar de este tipo de tradiciones en la isla, que «todo lo que no es tradicional es falso» y El Mocán, con sus ya consolidadas y prestigiosas jornadas anuales en Mogán contribuye decisivamente a divulgar las verdades de nuestras tradiciones.

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