El libro y sus 60 días para seducir al lector
¿Cuántas oportunidades tiene un libro para que lo compren? El ritmo de publicación, la temática, los espacios de exhibición y el nombre del autor pueden dar una pista sobre la vida media de un libro. Los hay inmortales, pero la mayoría solo ocupa los escaparates y estantes mejor situados unas semanas y muchos terminan como papel reciclado.
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El sector editorial es un sector «raro» con respecto a otros porque «tiene derecho a devolución», asegura Mario Hernández, responsable de Troquel, una de las distribuidoras de libros más importantes de España. Esa peculiaridad en Canarias toma un significado diferente pues buena parte de las publicaciones que se devuelven se destruyen, es decir, los libros se convierten en papel reciclado porque resulta más caro enviarlos de nuevo a la Península que reconvertirlos en materia prima.
¿Qué posibilidades tiene un libro de convertirse en papel reciclado? Eso depende, asegura Hernández, de «distintas variables». Los libros técnicos suelen quedar obsoletos y se sustituyen por nuevas ediciones. En otros casos, en cambio, las librerías siempre se aseguran de tener ejemplares de «los clásicos», aquellos que tradicionalmente se mandan a leer al alumnado. Estos no ocupan el lugar reservado para las novedades, no les hace falta, pero las librerías nunca de deshacen de ellos.
LO IDEAL. Las modas literarias y la crisis también marcan tendencia. «A Canarias llega entre el 3 y el 4% de la tirada de un título», explica Hernández. Es «lo que nos toca» por territorio y población. Lo ideal sería que la «novedad» esté accesible al público entre 60 y 90 días, abunda el responsable de Troquel, «pero la producción es tal y el espacio [en los puntos de venta] es tan escaso que un nuevo libro desplaza al otro en mucho menos tiempo». Eso repercute, indudablemente, en las posibilidades de venta del título en cuestión. Supongamos, explica Hernández, que una librería ha recibido cinco ejemplares de un determinado libro y ha vendido tres en el tiempo de exposición en novedades. Los otros dos, relata, depende de cada librería. Algunas devuelven estos ejemplares de forma inmediata. Otras, en cambio, prefieren mantener «un fondo». Pero finalmente, apunta, casi todas controlan los libros «que no rotan» y eso las lleva a devolverlo.
«Ese libro sigue teniendo vida. Se puede volver a recolocar en el mercado bajo pedido. Nosotros lo mantenemos en stock y se va devolviendo cuando el editor necesita recuperarlos. Pero desde Canarias es muy costoso, por eso los que se quedan obsoletos, se destruyen aquí, se convierten en papel», a lo que se suman los volúmenes estropeados algunos palés se deforman durante el viaje entre la Península y el Archipiélago, y los que tienen fallos de imprenta. Troquel los apila y cada cierto tiempo los envía a una empresa especializada en gestión de residuos.
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Otra variable que influye en la suerte que corra un título es la época del año en la que se edite, según la experiencia de Hernández. «Marzo y abril son meses muy buenos de producción» porque se preparan para las ferias, dice el responsable de Troquel. Y algo parecido ocurre con el último trimestre del año, cuando se desarrolla la campaña de Navidad.
Fuera de las modas, no obstante, quedan aquellos que son «incombustibles», dice Hernández. Son lo que nunca serán papel reciclado.
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