El envido del presidente es inescrutable

Viernes, 17 de julio 2020, 09:47

El presidente Paulino Rivero es un declarado aficionado al Envite, el juego de cartas más autóctono que se conoce. Así, no resulta difícil encontrar paralelismos entre la estrategia que se ha de emplear en el juego, similar al mus, y ciertas acciones del Gobierno que dirige.

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Sin ir más lejos, el pasado 14 de agosto Rivero lanzó un envido al presidente Mariano Rajoy que no tiene precedentes: «Si llegamos a la conclusión de que por motivos políticos se resuelve una declaración medioambiental negativa para Baleares -que es lo que se está avanzando- y deja tirado a los canarios, tiene todos los números, todos los boletos, para que se produzca una ruptura de las relaciones institucionales» entre la Comunidad Autónoma de Canarias y el Estado. Después de eso, se ha hecho el silencio.

Por un lado, el silencio de la aparente indiferencia del teórico enemigo que habita La Moncloa. Sólo el Partido Popular (PP) se lanzó al día siguiente a preguntar qué significa exactamente esa ruptura. A lo que también se le ha dado la callada por respuesta.

Por otro lado, el silencio de sus propios correligionarios. «A quien del Gobierno le preguntes te remitirá a lo que dijo el presidente en la comparecencia del jueves pasado. Sólo eso. Sin más», contesta una fuente directamente vinculada a Paulino Rivero.

Ni en los partidos que apoyan al Ejecutivo se atreven a interpretar el mal designio. «Ningún órgano de dirección de Coalición Canaria (CC) ha tomado el acuerdo de romper las relaciones institucionales con el Estado», admite el vicesecretario Políticas Sectoriales, José Luis Perestelo.

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No obstante, el también diputado autonómico puntualiza que «los acuerdos que sí se han adoptado sobre las prospecciones petrolíferas, la financiación autonómica o la falta de diálogo institucional facultan totalmente a Rivero hacer ese anuncio».

En el Partido Socialista Canario (PSC) también dan un voto de confianza al presidente siempre que se entienda como una «llamada de atención» que no vaya a más.

Manuel Marcos Pérez, portavoz del PSC, asegura que «la advertencia de Paulino Rivero cuenta con nuestro apoyo en el sentido de llamar la atención para que el Gobierno del Estado se siente a negociar las reivindicaciones de Canarias», puntualiza.

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Pero tampoco ningún órgano de dirección socialista ha podido debatir si es necesario y adecuado amenazar con romper las relaciones institucionales, especialmente cuando el problema catalán está lejos de resolverse.

Para el dirigente del PSC «no se deben mezclar una cosa con la otra. En el caso de Canarias, el problema está en que el Estado adopta medidas unilaterales que afectan a nuestro modelo de desarrollo», explicó.

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En cualquier caso, Pérez se resistió a especular qué ocurriría exactamente si se produjera la ruptura. «No va más allá que una llamada de atención», insiste.

Este planteamiento engarza con el reconocimiento que hace el dirigente nacionalista José Luis Perestelo acerca de que «quizá, emplear el término ruptura no haya sido lo más adecuado».

Perestelo enfatiza que lo importante es «expresar el profundo malestar y la preocupación que hay en Coalición Canaria por cómo actúa el Gobierno del Estado».

Además, en opinión del vicesecretario «lo grave no son las declaraciones, sino la situación que se ha generado especialmente en relación a la autorización de las prospecciones petrolíferas».

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De momento, el envido está lanzado. Rivero sigue subiendo el número de piedras a la espera de que su contrario reaccione. El tiempo dirá quién gana el chico y por cuántos.

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