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De la calle al Congreso

Jueves, 16 de julio 2020, 14:44

El 10 de febrero se cierran, en números redondos, dos años de vivencias de Podemos en Canarias. La marca política de Pablo Iglesias se ha convertido en una protagonista destacada de la vida política de las Islas, con presencia en las principales instituciones, pero con un permanente ruido de sables alrededor de sus batallas internas, políticas y morales.

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Hay un dato contundente, que induce al debate y otorga a la rama canaria de Podemos el valor de un fenómeno sociológico. De mayo de 2014, cuando se celebraron las elecciones europeas, al pasado mes de diciembre, se da una de las progresiones electorales más impactantes de la historia política del Archipiélago. De 62.371 a 231.053 votos, de concitar en las urnas el 10,9% del electorado del Archipiélago a convencer al 23,28%.

Podemos hoy es una organización con peso institucional. Aporta tres diputados por Canarias al Congreso, cuenta con siete parlamentarios en la Cámara regional y tiene presencia en los cabildos y ayuntamientos más importantes de las Islas, como en el de Las Palmas de Gran Canaria, donde gobierna junto al PSOE y Nueva Canarias.

Pero si se abre el plano, no todo han sido buenas noticias y palmadas en la espalda. Del camino asambleario a la denuncia de extorsión. De las votaciones a manos alzada, a la acusación de miembros fundadores de métodos de dirección de apariencia caciquil. La situación en el Cabildo de Gran Canaria, donde la cúpula del partido exige la salida de su grupo de Juan Manuel Brito y María Nebot, de la corriente contraria a la línea oficialista, es un ejemplo de un contencioso interno que dura más de un año.

Un combate a titular limpio que quizá nunca imaginaron cuando el 10 de febrero de 2014, apenas cuarenta personas se concitaron en centro cívico Suárez Naranjo de Las Palmas de Gran Canaria y echaron a andar el proyecto.

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Si todos los protagonistas de la historia de Podemos en las Islas marcan las movilizaciones del 15M como eje biográfico del partido, es la redacción del manifiesto Mover ficha el que pone a todos de acuerdo en la necesidad de conciliar su hartazgo desde la floreciente formación política. Fundamentalmente en la Asamblea Popular Canaria desde donde fueron bifurcándose Meri Pita, Noemí Santana, Isabel Suárez Manrique de Lara o Alejandro Pérez. Todos ellos eran parte de los 40.000 firmantes del documento fundacional de Podemos, y por ese camino atajaron hasta la reunión en Suárez Naranjo. «Apenas 40 personas entre las que se encontraban miembros de otras formaciones, como Izquierda Anticapitalista o Equo», recuerda Noemí Santana.

Y ahí ya estaba, con dotes de mando, Meri Pita. «Aquel día había pocas personas pero ya se notaba que orgánicamente se estaba gestando algo importante. También había otras personas de otras organizaciones que venían a vigilar lo que hacíamos», explica la ahora secretaria general y diputada por la provincia de Las Palmas.

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Para algunos, Podemos fue como un flechazo. Juan Márquez, hoy portavoz del grupo parlamentario, acudió aquel 10 de febrero «sin imaginar que ahora estaría donde estoy». «Colaboraba en acciones que se realizaban en el Café D,Espacio y escuché que se celebraría la asamblea. Acudí con unos amigos y tuve claro que eso era lo que yo estaba buscando, lo que quería para cambiar las cosas en política», indica. Desde ese 10 de febrero han pasado muchos cosas. Personas que siguieron con lealtad el proceso; otros, desencantados por la fórmula, abandonaron entre críticas ventiladas al aire la organización.

En aquellos primeros días anduvo Adolfo Padrón. Proveniente de Canarias por la Izquierda, se fue alejando progresivamente del centro de poder del partido en Canarias. «A la primera asamblea acudimos muchos colectivos, invitados por Izquierda Anticapitalista, que entendía que éramos los adecuados para representar al partido en Canarias. En los primeros pasos, cuando se discutía si íbamos a ser un partido se acusa a Canarias por la Izquierda de querer hacer un desembarco en Podemos. Y no era así. Pero al final Podemos en Canarias ha sufrido dos cosas. Por un lado, las prisas por crecer y pensar que vale todo con tal de ganar, y después las disputas tribales en la organización. Fomentadas por el propio partido con su dinámica de marcas», reflexiona.

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Clavada como una estaca al frente de la organización, respetada por sus acólitos y discutida por sus oponentes, Pita esboza lo que ha dejado Podemos entre líneas durante sus dos años asaltando los cielos en Canarias. «Nos parece increíble lo que hemos vivido en solo dos años. Estamos haciendo historia. Hemos conseguido empezar a dejar atrás a los fracasados políticos del siglo XX, obrando un cambio para la ciudadanía. Pero no ha sido un camino de rosas. Este camino de confluencia ha sido duro, convulso, intenso, muy conflictivo. Es como cuando abres un grifo, el agua viene sucia de piedras y más cosas. Y hay que filtrarla antes de usarla», expone.

Podemos, como dice Juan Márquez, es «un proyecto todavía en evolución».

Tensiones internas.

Durante 2015 Podemos ha tenido en Canarias tres procesos electorales internos. Unas primarias, entre las corrientes del partido, que han abierto fisuras y que tienen en el conflicto del Cabildo de Gran Canaria su último capítulo.

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En Podemos confluyen dos corrientes. Claro que Podemos, con el membrete oficial, y Contigo Podemos, rama que en Canarias lidera Juan Manuel Brito. «Esta dinámica de marcas que auspicia el partido es la culpable de los problemas internos que existen», expone el fundador Adolfo Padrón, uno de los presentes en la asamblea original.

Esta diferencia de posturas tuvo en las primarias para las elecciones autonómicas su punto álgido. Padrón competía con Noemí Santana, pero su candidatura se diluía sin identidad en la plataforma digital de elección. Ese aspecto provocó múltiples denuncias, sin respuesta, ante los órganos de control interno de la formación morada.

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Luego, Brito ganó las primarias al Cabildo. Primero no se le aceptaba en la mesa de negociación del pacto con NC y PSOE. Posteriormente, se le afeó la conducta cuando quiso contratar a Noemí Parra, su pareja, para un puesto en la institución. Y de aquellos polvos, estos lodos...

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