Cuando la fe es insuficiente

Viernes, 17 de julio 2020, 08:57

Sergio Araujo volivó ser el nombre propio del partido al salvar a la UD que, sin merecerlo, se vio por detrás en el marcador. Un nuevo tanto suyo, el octavo, niveló un partido marcado por un Sporting excesivamente defensivo y en el que Herrera, con las sustituciones, demostró su valentía.

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La Unión Deportiva volvió al Estadio de Gran Canaria para intentar borrar la desconocida imagen que mostró en Tenerife. Con intensidad y siendo el dominador absoluto del balón arrancó un partido trabado. El Sporting, bien posicionado y con una puesta en escena coral muy solidaria repelía los acercamientos amarillos en el incio.

Ambos equipos se mostraban respeto mutuo, pero cada uno con sus armas, trataba de dinamitar el choque. La UD con un Araujo que monopoliba todo el peligro creado en área rival y los asturianos basando su juego en un fútbol defensivo, de contragolpe y balón parado.

Con el paso de los minutos Las Palmas crecía y se sentía más cómoda sobre el verde, en gran parte gracias a la presencia del debutante Juan Emmanuel Culio en el centro del campo. De hecho, la primera ocasión clara del encuentro nació de sus botas. Desde la frontal del área lanzó un preciso pase para que Ángel López se plantara solo ante el guardameta rival, pero éste consiguió abortar el peligro.

El partido volvió a tierra de nadie. La UD controlaba el esférico, pero el Sporting estaba cómodo. Cuando todo apuntaba a que se llegaría al descanso con la igualada sin goles, Jony puso por delante a los suyos. El extremo, tras una gran acción individual, disparó desde la frontal con la fortuna de que el balón impactó en un defensa y entró en la portería. Los asturianos, que no habían probado a Raúl se encontraron con un premio excesivo a los méritos realizados.

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Las Palmas no acusó el golpe psicológico y se lanzó en busca de la igualada en el poco tiempo que restaba para que el árbitro decretase el final del primer periodo. Pero fue una cuestión de más corazón que cabeza, como en todo el encuentro, y no consiguió crear suficiente peligro. A pesar de ello, tanto el público como el equipo entraron en combustión cuando Hernán recibió un balón en el área y fue empujado por Bernardo. El colegiado, Valdés Aller, no pitó penalti y los ánimos se caldearon aún más.

El equipo de Paco Herrera salió con la misma intensidad con la que concluyó el acto anterior y en la primera acción ofensiva, la polémica volvió a centrarse en los mismos protagonistas. Hernán, que trataba de rematar un córner lanzado por Nauzet, era agarrado por Bernardo hasta hacerlo caer al suelo, pero el árbitro interpretó al revés la infracción y señaló falta del jugador de Zárate.

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La polémica arbitral no estuvo exenta tras la vuelta de vestuarios, pues el colegiado castellano-leonés decidió mostrarle la segunda cartulina amarilla a Juan Muñiz por agarrar a Culio cuando intentaba lanzar un contraataque, una decisión muy protestada por el bando asturiano. Acto seguido, Paco Herrera movió ficha y dio entrada a Valerón y Guzmán para tratar de buscar los espacios que podía generar la roja.

Pero el conjunto de Abelardo, siempre bien posicionado, supo dormir el partido. La UD no se encontraba y no conseguía crear ocasiones manifiestas. Sólo Valerón, con su magia innata, ponía algo de picante en la meta rival. Dos servicios del mediapunta de Arguineguín, que Sergio Araujo no pudo aprovechar, fueron lo poco que la UD logró intentar.

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Paco Herrera no se arrugó y con todo perdido decidió hacer un movimiento valiente, pero arriesgado. El técnico catalán sentó a David Simón, para jugar con tres defensas, y dar entrada a Héctor Figueroa. Y la jugada le salió bien, ya que el delantero de Las Torres pugnó un centro de Guzmán con Bernardo, que peinó el balón, y Araujo apareció de la nada en el segundo palo para empatar el encuentro gracias a un remate con más fe que cabeza, pues el argentino empujó el balón a la red, mostrando una vez más el institnto goleador que tiene.

El preparador catalán arriesgó y la jugada le estaba saliendo bien. A raíz de la igualada, la UD vivió sus mejores minutos, donde gozó de numerosas ocasiones para llevarse el encuentro. A un minuto del final, los amarillos tuvieron el empate en las botas de Héctor Figueroa, que tras un gran pase de Javi Castellano se quedó solo ante Cuéllar, pero el guardameta rival despejó hábilmente el remate.

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El Sporting se limitó a buscar el contragolpe y de esta forma a punto estuvo dejar en silencio al Estadio de Gran Canaria con un disparo desde la frontal que se desvió por poco. Hasta el final a penas hubo fútbol. Los asturianos sabedores del valioso punto cosechado se encargaron de dormir el partido.

La Unión Deportiva se atascó y a punto estuvo de sumar su segunda derrota consecutiva, pero una vez más Araujo trajo la calma. Bendito tesoro.

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