Carretera a La Aldea

Año de 1927, Galo Ponte, ministro del Gobierno de España, llega a La Aldea en plena convulsión por el conocido como pleito del agua. Lo hace en barco porque aún no se había construido la sinuosa y peligrosa carretera que ahora une a este municipio con el resto de la isla, y en el centro del pueblo proclama: «¡Pueblo de San Nicolás! Me ha bastado recorrer el camino desde la playa a esta plaza, y oír y ver lo que he oído y visto, para comprobar que la grave cuestión afecta a todo el vecindario () Quiero desde luego hacer público que, cualquiera que sea el acuerdo () no tendrá por consecuencia la de que el honrado vecindario de San Nicolás tenga que emigrar, ni siquiera la de que sea privado de sus actuales medios de sustento».

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Año de 2014, casi un siglo después. Sustituyamos el pleito del agua por la demanda incesante de una nueva carretera. Las palabras del ministro que entró en La Aldea a lomos de camello bien pudieran pronunciarse hoy también. Ahí está la referencia a «la grave cuestión que afecta a todo el vecindario» y el empeño porque nadie del lugar «tenga que emigrar, ni siquiera la de que sea privado de sus actuales medios de sustento». Palabras de ayer, válidas hoy. Pero, ahora la demanda de los aldeanos sigue sin atenderse. Un año más no hay dineros para concluir una obra, a medio hacer, que aliviaría el alejamiento, pero, sobre todo, acabaría con la peligrosidad del actual trazado y aportaría un incentivo económico a una comarca que supera con creces la ya muy elevada tasa de paro de las Islas.

Los números y la gente. Una vez más se comprueba que, en estos tiempos de hoy, priman los números. El proyecto de presupuestos generales del Estado dado a conocer esta semana vuelve a dejar claro que el convenio de carreteras se seguirá incumpliendo y, un ejercicio más, lo previsto y prometido no será satisfecho. Resultado: obras inconclusas, proyectos inacabados, demandas insatisfechas.

Lo paradójico: todas las partes coinciden en la urgencia de atender la reclamación aldeana, por no citar otras cuantas canarias; pero, llegada la hora de los números, la respuesta es que, vistas las partidas, sigue sin ser asunto prioritario y hay que seguir serpenteando entre centenares de curvas, vadeando riscos interminables y desafiando derrumbamientos constantes. Cuesta entenderlo, pero así se las traen. En cuatro años han dejado de invertirse en las carreteras isleñas 628,39 millones de euros comprometidos. ¡Y la nueva vía de La Aldea tan solo precisa de 40 para su culminación! Pero ni con esas.

Cuesta entenderlo. ¿O será que el PP central tiene tan asumido que cuenta con muy pocas posibilidades de gobernar en las Islas en la próxima legislatura que no le importa seguir incrementando el desfase inversor por habitante en el Archipiélago?

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¿Y la pregunta? ¡Cuánto galimatías, cuánto circunloquio! Lo habitual en el lenguaje político, tan alejado de la mayoría. Es sí o no al petróleo.

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