Araujo es un escándalo
Primero, un zurdazo inapelable. Al rato, aparición entre mil piernas para definir con la derecha. Necesita muy poco Sergio Araujo para reventar al que pille y ayer le tocó el turno al Lugo, rival despedazado por la voracidad del argentino, que elevó a la UD y montó una fiesta monumental en el Gran Canaria. La UD cabalga imparable al toque de corneta que marca Araujo. No es broma que lleve cuatro goles en tres partidos y
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nadie duda de que inflará esta cifra conforme avancen las jornadas. Tiene un don que le distingue, el de estar siempre en el sitio preciso y el momento adecuado. Lo mismo engancha un trallazo a la escuadra desde su casa, como aconteció frente al Llagostera, que galopa con éxito en solitario, léase Mallorca, o salta por los aires cualquier candado a base de un oportunismo letal. Así decidió anoche el asunto ante un Lugo que, hasta su crecida, campó a sus anchas por el Gran Canaria. Cuando el encuentro caminaba hacia la incertidumbre tras una primera parte muy inclinada a los intereses visitantes, Araujo hizo acto de presencia. Está para lo que está. De repente cambió el guion porque hasta Paco Herrera, temoroso de lo peor con 0-0, ya había reclamado a Valerón. De un rebote sacó oro el ariete, que soltó una zurda impecable tras hacerse sitio. En ventaja, el manejo del encuentro resultó un trámite, y más porque el segundo y el tercero llegaron con puntualidad celestial. Pudo caer un puñado más, lo que supone un matiz cualitativo para Las Palmas, que ni con un 3-0 negocia su verticalidad. Con todo, la noticia sigue siendo Araujo, un fichaje multiplica los puntos y ha enganchado a la afición en sus primeros trazos. Va a ser verdad que habrá que frotarse las manos ante esta UD. Araujo no ha hecho más que empezar y ya tiene al personal alborotado. Distintivo de que, efectivamente, se trata de un futbolista diferente.
El Lugo planteó un partido largo y ancho, lo que hizo correr a la UD como hacía tiempo que no se recordaba. Así lo requirió la perfecta disposición simétrica de un adversario que cortocircuitó todas las conexiones de Las Palmas, en la que no abundaron las ideas en el tramo inicial. Pese a la movilidad de Roque, una de las novedaes en el once y muy activado en el enganche, pocas cosas funcionaron en las primeras discusiones acerca de qué equipo tomaba el timón y ganaba la anunciada batalla por la pelota. A ratos bailó el Lugo, al que todo su procedimiento bien elaborado no pasó del aviso ante su ceguera en el área. Ante tanto trámite, la UD tiró por la calle del medio. Obligada a reciclarse por las maneras del Lugo, aprendió a vivir sin el balón y tuvo sus llegadas. Abruptas y con protagonistas inesperados. Que se plante Ángel López ante el portero, y más jugando en una banda que no es la suya, no se ve todas las semanas. El lateral de Pozo Izquierdo tuvo la mejor opción de inaugurar el marcador antes del descanso. Un gran pase de Asdrúbal le dejó franca el latifundio por el carril del tres, pero, a la hora de la verdad, Ángel, que no ha hecho carrera precisamente con la izquierda, se cambió el balón de pierna. Apenas lo impulsó y José Juan agrandó su salida despejando el peligro. Así llegó la UD al descanso, con poca presencia arriba y un relativo tembleque. No eran las mejores sensaciones y a nadie se le escapaba que el Lugo cocinaba el golpe.
El paréntesis revitalizó a los muchachos de Herrera. Algo tuvo que decir el técnico porque, ya desde el primer segundo de la reanudación, se percibió pujanza y determinación en las camisetas amarillas. Y luego de una oportunidad malograda por el Lugo, Araujo decidió que ya estaba bien. Atento a un balón anónimo, de los que van por cualquier sitio en el balón del área, Sergio lo agarró y salió como un tiro para que su zurda hiciera el resto. En milésimas todo cambió por obra y gracia del diez. Hasta ahí, en realidad llegó el Lugo, que sin merecerlo ni esperarlo, se vio arruinado.
El 1-0 trajo pausa y finura a Las Palmas, ya sin prisas y sabiendo que al contragolpe podía llegar un descosido. Y se animó el público, hasta entonces metido en sus murmullos y deliberaciones. Araujo permitió, en suma, una liberación, para el resto y todo lo que vino ya fue para deleite y exhibición. Guzmán amplió diferencias al recoger un rechace de José Juan, enorme en su estirada a falta sacada por Nauzet. No había dicho su última palabra Araujo, otra vez el más listo de todos cuando en área lucense quedó todo en supense por un balón dividido. Ahí estaba, adivinen, el de siempre para meterla en la red con la derecha y tirar la grada abajo por la felicidad que sucedió a su nuevo acierto, el tercero del equipo.
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La UD presume de 3-0 al Lugo, que no estará al alcance de muchos, y presenta, también, la joya exclusiva de Araujo. El pegamento entre las líneas, la capacidad de sobreponerse a circunstancias imprevistas y el colmillo afiladísimo de su finalizador abrillantan una candidatura como pocas.
3. UD Las Palmas: Raúl Lizoain; David Simón, David García, Aythami Artiles, Ángel López; Hernán, Javi Castellano, Roque (Vicente Gómez, min. 71); Nauzet Alemán, Araujo (Valerón, min. 80) y Asdrúbal (Guzmán, min. 57).
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0. CD Lugo: José Juan; De Coz, Pavón, Borja Gómez, Manu; Seoane, Pita; Iriome (David López, min. 66), Pelayo (Álvaro Peña, min. 16), David Ferreiro; y Luis Fernández (Lolo Pla, min. 56).
Goles: 1-0, min. 47: Araujo. 2-0, min. 68: Guzmán. 3-0, min. 79: Araujo.
Árbitro: José Luis Lesma López (Comité Madrileño). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores locales Ángel López y David García, y a los visitantes Carlos Pita y De Coz.
Incidencias: partido correspondiente a la tercera jornada de la Liga Adelante 2014-2015 disputado en el Estadio de Gran Canaria ante 13.240 espectadores.
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