Agüimes acoge a la resistencia del constructivismo sueco
Dentro del panorama artístico sueco son minoría. De hecho, sostienen que, históricamente, el constructivismo no ha sido muy bien digerido por sus compatriotas. Así y todo, siguen empeñados en buscar un nuevo orden en sus abstracciones geométricas a través de la experimentación con soportes y formas.
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El estilo constructivista es la fuente de inspiración de los seis artistas suecos que exponen en la Sala de Arte Agüimes hasta el próximo 22 de marzo. Este grupo, unido a raíz de las exposiciones colectivas organizadas a partir de 2005 por la comisaria Angela Apelt, comparte su deriva hacia la abstracción geométrica y la descomposición de las figuras. «Conocí el trabajo de algunas mujeres creadoras y me interesó su trabajo. Les pedí que crearan el grupo», explicó la comisaria de origen alemán, que aseguró que el constructivismo no ha sido muy apreciado en Suecia. «En 1930, Otto G. Carlsund mostró su trabajo racionalista en Estocolmo. A nadie le gustó. Pensaban que era un enfermo mental. Fue en los años 70 cuando tuvo aceptación», explica.
En este mismo sentido se expresa el teórico del arte y creador Ilkka Pärni (1959), quien también expone su obra en la muestra colectiva. «Es una corriente minoritaria. Siempre lo ha sido y aún lo es. Hay un grupo muy pequeño de artistas constructivistas», explica el artista, que citó a Olle Baerting como el mayor exponente del constructivismo sueco.
Pärni es el más clásico de los artistas del grupo. Sus litografías explotan las posibilidades del color y la línea recta. Por su lado, Kerstin Hedman (1948, Suecia) crea distintos planos en sus composiciones y tramas monocromáticas sobre plexiglas.
Anders Cederholm (1947) juega con la percepción, la luz y el movimiento en sus pinturas tridimensionales. Pontus Ersgård (1973) expone dos obras blancas que representan el vacío interior y dos piezas en madera y metal que beben directamente del constructivismo ruso. Susanne Beckman (1945) crea composiciones donde confronta formas y colores, líneas rectas y curvas, silencios y ruidos, buscando rupturas armónicas. Por último, Eva Sjöberg (1951) crea espacios arquitectónicos lijando la superficie de planchas de acero inoxidable y presenta varias esculturas tubulares de metacrilato.
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