El «botones» que creó un imperio empresarial
Jueves, 16 de julio 2020, 18:34
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silvia fernández las palmas de gran canaria La historia de Germán Suárez Domínguez (23 de octubre de 1944-4 de mayo de 2019) es la de un emprendedor. Un hombre luchador y trabajador que empezó de cero y logró crear una de las empresas más internacionales de Canarias (Astican). Su capacidad de arriesgar y emprender le llevaron a diversificar en otros negocios, como el sector turístico, crecer en el portuario y participar de otras empresas de peso en la economía canaria como Binter Canarias y el Hospital San Roque Maspalomas. Sus negocios se extienden además al sector tecnológico.
Nacido en el seno de una familia numerosa, originaria de La Vega de San Mateo, vivió durante su niñez en la calle Mendizábal de la capital grancanaria. Tras pasar por los colegios Sagrada Familia y San Antonio, inició sus estudios en el Instituto Nacional de España, en la calle Canalejas. Culminado el bachiller superior y preuniversitario, la posguerra le impidió cursar estudios universitarios de medicina. Fue entonces, a los 16 años, cuando empezó a trabajar en el puerto de Las Palmas. Su primer empleo fue en la empresa Marítimo Vasco Canaria SA (Mavacasa). Como él mismo recordaba siempre, su primer empleo fue de «botones». Con una pequeña moto Germán Suárez se encargaba «de llevar y traer papeles», recordaban ayer algunos de sus allegados. Tras trabajar en Mavacasa ocho años en los que fue ascendiendo en el escalafón de la empresa, se incorpora al grupo Transportes Fruteros Canarios S.A (Frucasa).
En 1976 y con 32 años decide fundar su primera empresa: Italmar Consignaciones. Cuando la empresa llevaba trece años operando Germán Suárez vio la oportunidad de adquirir Astilleros Canarios.
La empresa, quebrada en aquel momento y con elevadas pérdidas, fue puesta a la venta en 1989 por el entonces Instituto Nacional de Industria (INI). Su balance no hacía de Astilleros Canarios una opción atractiva en aquel momento pero German Suárez supo ver la posibilidad de desarrollar el negocio de las reparaciones navales en el puerto de Las Palmas. Y se hizo con la empresa junto a su socio: el griego Thanassis Laskaridis.
Juntos la sanearon y la reflotaron y la convirtieron en el gigante que es hoy. Treinta años después, Astican es una de las mayores empresas de Canarias y de nombre internacional. Su facturación supera los 70 millones de euros y cuenta en el puerto de Las Palmas con socios como el gigante noruego Kongsberg. Esta empresa, participada por el Gobierno de Noruega y que hace unos meses adquirió el negocio marítimo del grupo británico Rolls Royce, es líder mundial en sistemas de automatización, digitalización y autonomía de barcos. Tras comprar Astican, diez años después, Germán Suárez adquiere Astander, los astilleros de la capital cántabra. También son suyas la estibadora La Luz Market, los frigoríficos de Spanish Pelagic y la empresa de servicios tecnológicos Inerza. Esto se complementa con negocios en otros sectores como el turismo, el aéreo, el sanitario...
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figura representativa. La figura de Germán Suárez, sin embargo, no se limita a los negocios. Su nombre estará siempre ligado al movimiento empresarial de Canarias, desde que el siempre luchó para mejorar la economía y la sociedad de las islas. Fue miembro activo en la Confederación Canaria de Empresarios -esta misma semana participó en su junta directiva-, fue consejero en representación de los empresarios en la Autoridad Portuaria de Las Palmas, y miembro destacado del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, cuya presidencia ocupó entre los años 2012 y 2016. Desde ese cargo no dudó en llamar la atención a los políticos y criticar entre otras cosas la moratoria turística, que supuso un freno para su isla. Su vínculo con la universidad y su interés por contribuir a la mejora de la formación de los jóvenes grancanarios es indiscutible. Fue patrono y colaborador estrecho de la Fundación Universitaria, además de consejero durante dos años del Consejo Social de la Universidad de Las Palmas.
Amaba tanto a su isla y su ciudad que no dudó en defender los colores del equipo amarillo y así, en la temporada 1996/1997 fue presidente de la Unión Deportiva Las Palmas. Con posterioridad fue miembro del consejo de administración. Fue también Germán Suárez un amante del Carnaval. Entre sus logros no empresariales: fue uno de los miembros fundadores de la murga Los Guanches Picapiedras, que luego se convertirían en Afilarmónica y hoy desaparecida.
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