Del Jet Foil a Binter

Los avances económicos y sociales que ha experimentado la sociedad canaria no habrían sido posibles sin el desarrollo del transporte aéreo y marítimo en los últimos 35 años.

José Miguel Pérez y Gran Canaria

Jueves, 16 de julio 2020, 08:09

Los avances sociales y económicos de Canarias han estado vinculado históricamente al desarrollo del transporte aéreo y marítimo, imprescindible para reducir los perjuicios de la insularidad, la fragmentación y la ultraperificidad de este territorio.

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La implantación del puente marítimo entre Tenerife y Gran Canaria en 1975 y la entrada en servicio de embarcaciones rápidas en este mismo corredor en 1980, marcaron un antes y un después en el camino hacia una mayor cohesión en las Islas. Los primeros jet-foil de Trasmediterránea revolucionaron las comunicaciones entre las dos capitales del archipiélago canario.

Pero quedaba aún mucho camino por recorrer, sobre todo para desarrollar los corredores con las islas no capitalinas. Con este objetivo prioritario, el Ejecutivo canario apostó en 1986 por una mayor subvención al pasajero periférico, cuando se implantó una subvención del 10 % en los trayectos realizados sólo con las islas periféricas en buques Ferrys, añadido al otro 10% que concedía el Estado.

El comienzo de las operaciones de Binter Canarias en 1989 restó gran número de pasajeros al transporte marítimo, sobre todo al jet-foil de Trasmediterránea, que finalmente cesó las operaciones en 2005.

Pero fue la aparición de nuevas navieras en competencia, con el consiguiente aumento de frecuencias y bajada de tarifas, a mediados de 1990, el factor que más ha contribuido a una integración territorial, tal y como destaca el profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Ángel Hernández Luis.

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Esta entrada de nuevos operadores se materializó a finales de 1994, cuando Fred Olsen abre al tráfico comercial el puerto de Agaete con su ruta entre Gran Canaria y Tenerife. Ese mismo año se incrementan los servicios en Corralejo, Playa Blanca y Los Cristianos, y posteriormente en Morro Jable. En 1995 la naviera Armas también comienza con el transporte de pasajeros en la red interinsular.

En el sector aéreo, la competencia se abriría en febrero de 2003, con el comienzo de las operaciones de Islas Airways, que finalmente dejó de volar en octubre de 2012, envuelta en un proceso judicial por el cobro fraudulento de bonificaciones por residentes. Ese mismo año, CanaryFly inauguró su primera ruta interinsular con el objetivo de cubrir ese vacío en las Islas.

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Y en este 2017, Nueva Canarias (NC) cerraba un acuerdo histórico con el Gobierno central que ha elevado este verano del 50% al 75% el descuento en los billetes de avión y barco entre las Islas.

De la Iberia pública al ‘low cost’

A principios de la década de 2000 nadie apostaba una peseta a que las compañías de bajo coste tendrían cabida en el tráfico aéreo canario. La lejanía, y la fragmentación del mercado insular, afirmaban por aquel entonces las agencias de viaje, hacían poco atractivo para las aerolíneas low cost su aterrizaje en el archipiélago. Pero la irrupción de Air Berlín y Ryanair abrió el camino a un cambio de modelo que ha impulsado la conectividad aérea internacional.

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En la última década, el transporte aéreo ha dado un salto cualitativo que muy pocos podían siquiera imaginar cuando Ansaldo y Soriano capitanearon el primer vuelo comercial, entre Getafe y Gando, el 30 de mayo de 1930, con un Ford 4- AT de Classa, aerolínea en la que tuvo que integrarse Iberia.

Con la II República Classa desapareció y comenzó su actividad LAPE. Y en diciembre de 1933, un fokker trimotor une Sevilla y Canarias con escalas en Larache y Casablanca. En febrero de 1936, LAPE realizó un vuelo de prueba desde Madrid con Canarias en el DC2.

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En 1940 el Estado pasó a contro-lar el 51% del capital de Iberia, y se convierte en la compañía de bandera española: Líneas Aéreas de España.

El 2 de julio de 1940 marcó un nuevo hito: ese día se estableció la línea Gran Canaria-Tenerife, aunque la ruta se consolidó a partir de enero de 1941 con seis vuelos semanales. A partir de 1946, la Península y Canarias se unen con el mítico DC3 con vuelos directos, y en la segunda mitad del siglo XX se amplia la red a Fuerteventura y Lanzarote. En 2002 la compañía vendió su filial Binter Canarias para dejarla en manos de empresarios isleños; y en 2010 se culmina la fusión de Iberia con British Airways, y nace International Airlines Group (IAG). Este gigante posee Iberia Express, Vueling y la compañía franquiciada Air Nostrum, en manos de las que han ido dejando las conexiones con las Islas para competir con el bajo coste.

En 2016, un total de 90 aerolíneas operaron en las Islas y movieron un total de 40 millones de pasajeros, unas cifras históricas en el transporte aéreo.

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