Mel y la UD: flechazo en tres días
El nuevo entrenador se ha ganado al vestuario con apenas cuatro sesiones de trabajo gracias al don que tiene en el campo de las habilidades sociales: a sus conocimientos y mando añade empatía y sugestión
Tres días le han bastado a Pepe Mel para ganarse al vestuario de la UD. «Todos están encantados con él», dicen fuentes de la entidad al evaluar el impacto positivo que ha tenido el preparador madrileño. En otras circunstancias, con el tercer inquilino ya en el banquillo en lo que se lleva de temporada, la acogida poodría haber sido más fría y pausada. Pero la psicología del nuevo entrenador ha acelerado adaptaciones y acortado tiempos. «Es uno de sus fuertes», dicen quienes le conocen respecto a sus habilidades sociales para generar empatía y confianza. De hecho, en la coyuntura en la que ha heredado la UD, con un panorama clasificatorio límite y un calendario de trincheras, Mel fía gran parte de su suerte a tener a los futbolistas de su lado, confiados en su método y con fe ciega en que la meta de la promoción depende del rendimiento que se dé en las catorce jornadas que restan. Ahí entra la sugestión: estima alta, seguridad en las posibilidades propias, solidaridad con el compañero, convencimiento de que no hay nadie mejor si se da el máximo. En suma, convergencia de fuerzas de la UD y para la UD. «No me interesa nada más allá del siguiente partido», dijo el pasado martes en su presentación. Desde entonces, ha predicado con el ejemplo. Todo el discurso en las cuatro sesiones desarrolladas ha estado volcado en Riazor. Nada de cálculos a largo plazo ni cuentas de humo.
Publicidad
Por si fuera poco, el nuevo jefe del vestuario ha insistido a sus jugadores en la confianza que tiene en cada de uno de ellos. No hay victimismo, tampoco dudas al respecto. Tal y como le trasladó al presidente Ramírez y a Otero cuando le reclamaron para sustituir a Herrera, ve equipo y mimbres para buscar al milagro del ascenso a Primera, vía promoción. Y de puertas para adentro no para de repetirlo: hay argumentos para ganarle a cualquiera y toca demostrarlo en el campo. Ahí incide en el orgullo y vena competititiva de sus jugadores, de los que desea extraer la mejor de sus potencialidades desde su talante constructivo y positivo, sin perder exigencia en el empeño.
Dicen en la entidad que hacía mucho tiempo que no detectaban una disposición anímica tan adecuada para competir. «Los jugadores tienen mirada ganadora», aseguran desde la dirigencia, que observa con expectativas el rearme anímico que Mel ha completado en tiempo récord.
Si el lunes había aires de funeral alrededor del equipo, ya sentenciado Paco Herrera, a final de semana se llega en un ambiente diametralmente opuesto y que hace esperar lo mejor de la primera reválida que hay en el camino. Los aires regenerados que han seguido al relevo en el banquillo oficializado el pasado lunes comienzan a notarse para bien y será pasado mañana, con la prueba del algodón en Riazor, cuando se comience a comprobar si esto tira o no.
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión