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Ineludible ritual de modernidad

«Estoy muy ansioso ya por poder afrontar un año más, en su quinta edición, esta rica experiencia de convivencia social a través del deporte, como es la CANARIAS7 Carrera de las Empresas»

Viernes, 17 de julio 2020, 04:42

Las Palmas de Gran Canaria surge y se extiende sobre una amplia y suave franja costera, acunada por el rumor y la brisa fresca de la mar. Transitar sobre ella, desde la recóndita playa de La Laja y la Vega de San José hasta las lejanas Isletas, se convirtió en algo natural, necesario y hasta ansiado por muchos de sus habitantes a través de los siglos. Algunas de sus sendas, como las que partían desde la antigua Puerta de Triana sobre Los Arenales o desde Las Tenerías por el Paseo de San Cristóbal, se convirtieron a lo largo del tiempo en concurridos espacios para el paseo a pie o a caballo, este mucho más minoritario, y pronto se apreció como el paseante era «...una especie de reflejo del lugar que recorre, aunque es cierto que su estado de ánimo también tiene una influencia determinante en lo que puede ver...», como precisa David Le Bretón en su Elogio del caminar. La ciudad se moldeó como un espacio donde desplazarse a pie era algo consustancial con ella misma.

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Así, los paseos, juegos de carreras, tertulias y corrillos a pie, constituyeron el santo y seña de un tiempo y unas costumbres, entre las que también enraizaron el caminar en peregrinación (a la Virgen de La Luz y a Ntra. Sra. del Rosario en el entorno de la ciudad y el puerto, o a la Virgen del Pino adentrándose en la isla), y se hizo aquí realidad aquello que el sociólogo y antropólogo Le Bretón también señala acerca de cómo «...la relación del hombre que camina con su ciudad, con sus calles, con sus barrios, ya le sean estos conocidos o los descubra al hilo de sus pasos, es primeramente una relación afectiva y una experiencia corporal...». Si dimanaron de ello ritos y ceremonias que moldearon un ser y sentir, unas determinadas señas de identidad, hoy la desaparición, casi de un plumazo, de la mayoría de aquellos rituales sociales, no implica que no surjan otros que, sin que lo apreciemos del todo, van ocupando su espacio. Y es que, como ha concluido la antropóloga Martine Segalen al hablar de las carreras populares de masas, tan de moda y arraigadas en la actualidad, «...en un registro diferente, las carreras ofrecen también un espacio de ritualización contemporáneo...», imprescindible de tener en cuenta «...cuando se trata de comprender lo que ocurre en una gran concentración de corredores en el seno de las largas carreras (10, 20 Km, maratones) que tienen lugar en todas las naciones modernas...».

Las Palmas de Gran Canaria cuenta en la actualidad con un abanico amplio de carreras, cada una con una oferta y una imagen definida, pero si lo que deseamos es percibir con bastante exactitud como «...la actividad corredora es muy rica en el plano simbólico y ritual...» (Segalen, 2005), ese en el que se va definiendo la identidad actual de la ciudad, de quienes la viven y de quienes la visitan incluso, aquí en la capital grancanaria sólo me quedaría con una prueba en sus ascendentes y exitosas cuatro ediciones, la Carrera de las Empresas que ha impulsado y organiza CANARIAS7.

No hace mucho tiempo un empresario como Ermenegildo Zegna señalaba que, si una gran familia crea una gran empresa, también una gran empresa crea una gran familia. A nadie se le oculta la trascendencia que tiene hoy para una empresa el hacer en su seno una gran familia, lograr un entendimiento de ideas y emociones compartidas que, más allá de pretender crear un mero equipo de trabajo, instituya una potente idea de futuro compartido. La ritualización se hace imprescindible en todo ello, en unos comportamientos y vivencias que deben traspasar el marco de las horas laborales, por amplio que sea, y asentarse también en la celebración de la vida cotidiana personal, en la de los momentos de expansión y desahogo, pues todo ello contribuye a una visión mucho más emprendedora de la vida.

Convivir en las cuatro ediciones ya celebradas de la CANARIAS7 Carrera de las Empresas con un número creciente y multitudinario de participantes, que por sus actitudes, comportamientos, emociones y elementos simbólicos que utilizaban (camisetas con los más curiosos y entusiastas diseños, algunos hasta con elementos de disfraces relacionados con su actividad laboral, etc...), conformaban un grupo humano tan homogéneo y plenamente identificado, pretendiendo incluso rivalizar de manera sana, deportiva y divertida con otros que también participaban, me permitió comprender que se trataba de una verdadera gran familia que como tal deseaba manifestarse ante el resto de la sociedad. Empresas, instituciones públicas, clubes, sociedades, grupos de profesionales independientes, universidades, han tenido presente, y han aumentado significativamente su presencia, a colectivos que han convertido a esta sugerente carrera en altavoz y escenario de la sociedad de Gran Canaria hoy, de su ser y sentir más actual, de sus modos de entender y desarrollar su comportamiento social, ritos y ceremonias que miran más al futuro que al pasado. Una carrera que se convierte en testimonio de una ciudad, de una isla, que, más allá de puntuales desasosiegos, continúa perseverante en la construcción de su porvenir.

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En una mirada focalizada en la geografía urbana, en el espacio físico sobre el que se ha trazado la CANARIAS7 Carrera de las Empresas, el barrio de Arenales, casi introduciéndose en el de Ciudad Jardín, y el de Triana llegando a las mismas puertas de Vegueta, nos encontramos con un ámbito de enorme significado para comprender la transformación y la modernización que tuvo que afrontar la ciudad para crecer primero a lo largo de toda la franja costera y luego elevarse sobre las cercanas montañas. Quienes participan en ella pueden tener la sensación que, a través de una carrera entre un variado paisaje urbano donde florecen edificios y monumentos testigos y símbolos de un pasado activo y fecundo, corren en pos de un afán que, como sociedad bien articulada, les lleve a la construcción de un nuevo futuro que ya ambiciona y requiere su isla y su capital.

Estoy muy ansioso ya por poder afrontar un año más, en su quinta edición, esta rica experiencia de convivencia social a través del deporte, de una manifestación tan actual como es el running, que es la CANARIAS7 Carrera de las Empresas donde me encontraré con las verdaderas grandes familias de nuestros días, las que componen personas que representan y se ufanan de su pertenencia a empresas, instituciones, sociedades, universidades o grupos de profesionales, donde captaré el pulso del ser y sentir más actual de quienes sueñan y se ilusionan con su isla, con sus gentes, con su futuro, donde entenderé un poco mejor la verdadera dimensión que hoy tienen las carreras y el mismo hecho de correr por una ciudad y entre sus vecinos.

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