Los retos de Herrera para 2019
Las nueve jornadas consecutivas sin ganar ahogan al conjunto amarillo y el técnico es consciente de la importancia que tiene vencer en el próximo partido a domicilio. Convencer a sus jugadores de sus posibilidades se antoja primordial.
Con unos números catastróficos y muy poco alentadores, Paco Herrera se ve en la obligación de ofrecer resultados inmediatos nada más partir el año. La dinámica negativa y famélica en la que viene inmersa la UD debe quedarse en 2018. La racha de nueve encuentros consecutivos sin ser capaz de lograr un triunfo que encadena Las Palmas tiene que cortarse ante el Rayo Majadahonda. No queda otra.
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Para ello, el preparador catalán debe resolver varios enigmas hasta ahora sin solución. Uno de los más importantes, seguramente el que más, es recuperar la moral caída de sus jugadores. Ni siquiera jugando mejor que con su antecesor, Manolo Jiménez, los de Herrera han sido capaces de regalarse una sonrisa. Las matemáticas de esta Unión Deportiva asustan y el ex del Aris Salónica llegó para un giro de timón que, de momento, no se ha producido. Así pues, lo primero es la psicología del grupo, por lo que Paco Herrera deberá limpiar las mentes de sus pupilos y devolverles la confianza. Una ardua tarea, pues la debacle viene de lejos, pero, sin duda, el éxito llegará siempre y cuando la plantilla crea que el ascenso todavía es posible.
Otro de los deberes del catalán es poner a punto físicamente al equipo. La Segunda División, por si no ha quedado claro ya, es muy exigente y no ganan los nombres. Asimismo, Herrera es consciente de que necesita pulmones y piernas frescas para competir hasta que el árbitro señale el final de la contienda. Hay que ir a tope más de 90 minutos, no puede haber relajaciones. Ya se acabaron las vidas. No se permiten tropiezos.
Al mismo tiempo, el entrenador tendrá que comentar a los descartes que no cuenta con ellos. Sobre la mesa, cuatro nombres. Mantovani, Diego Parras, Sacko y Pekhart, salvo sorpresa mayúscula, son los candidatos para salir de la plantilla grancanaria en este mercado invernal. El argentino, lesiones por medio, no ha rendido como se esperaba. El canterano no ha tenido la oportunidad de demostrar su valía y se le buscará una cesión para no frenar su crecimiento. Sacko, a préstamo por el Leeds, volvería a Inglaterra. El delantero checo, por su parte, fue una petición expresa de Jiménez y tan solo ha anotado un gol en lo que va de curso.
Además, por si fuera poco, Paco Herrera tendrá que rescatar también la mejor versión de los pesos pesados del equipo, que en las últimas jornadas han estado en sus horas más bajas, como es el caso de Juan Cala, Sergio Araujo o Rubén Castro. El técnico, sabedor de la importancia capital de exprimir toda la calidad de sus mejores hombres, mimará a sus jugadores. Eso sí, siempre exigiéndoles el máximo. Así es Herrera.
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Con todo, el preparador tratará de responder la confianza del club en su retorno y la paciencia después de tres goleadas foráneas en su contra y la escasez de puntos a su favor. La primera parada ya está a la vuelta de la esquina. Esta tarde se vuelve al trabajo con un objetivo fijado en el calendario: el choque del lunes 7 de enero en Majadahonda. No habrá mejor regalo de Reyes que un triunfo a domicilio. El último fue ante el Extremadura y ya ha llovido desde entonces. Anímicamente sería un bálsamo. Ganar otorga credibilidad y confianza. Y eso es lo que más necesita esta Unión Deportiva.
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