Demasiado Neymar para la UD
La despedida de la temporada en el Gran Canaria trajo otro viento huracanado adverso y, también, el perfume nostálgico de lo que ya no volverá. Para empezar, Quique Setién, el técnico que hizo un equipo de autor y que ayer se despidió de la casa.
Ignacio S. Acedo y / Las Palmas de Gran Canaria
Lunes, 21 de septiembre 2020, 08:55
Perder ante el Barça no es noticia. Forma parte del dietario y se digiere como daño inevitable y hasta asumible. Caer de paliza, como fue el caso, tampoco ha de llamar a mayores dramas. No está en las obligaciones de la UD discutirle puntos a rivales de este pelaje y presupuestos millonarios. Sí se exige competir, sudar la camiseta y salvaguardar la fama del escudo. Lo que venga de más, siempre será bienvenido. Anoche apenas alcanzó para veinte minutos. Luego se desató el Barça y firmó cuatro que bien pudieron ser varios más. Entre medias, alguna desventura del colegiado, que se coló en la foto tolerando al adversario que siguiera con once cuando Digne debía haberse ido a la caseta a las primeras de cambio por un derribo de roja. En todo caso, resultado incontestable que prolonga la hemorragia de calamidades del equipo, aunque no por ello restó ganas al personal de agradecer a sus futbolistas lo vivido en este curso. Y, por extensión, a Setién, nombre ineludible, de un tiempo a esta parte controvertido pero al que se le reconocen méritos. Lo contrario sería una injusticia criminal. Y nada mejor para enjuagar decepciones y lágrimas que un epílogo especial tras la batalla de homenaje y reverencia. Gritos en favor de todos, ni un reproche, que no venía al caso ensuciar. Mejor quedarse con eso y no mirar atrás.
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Llegaba el lujoso Barcelona, con Leo Messi al frente, sin margen de error, obligado por sus circunstancias a sumar los puntos, sin lugar a al resbalón. Y tampoco era tiempo de regalos en una UD maltratada por sus últimos resultados y a la que excitaba copar titulares ante uno de los escudos que más acredita. Partido de cartel, para hombres, partido bravo y de pierna y arte. Con menos no bastaría. Y las intenciones, al comienzo, intachables, terminaron sucumbiendo a la trituradora azulgrana, que en esta ocasión se alimentó de un Neymar excelso, trigoleador, asistente y genio. De Messi apenas hubo rastro, si acaso alguna jugada y gambeteo. El argentino se tiró todo el encuentro andando, sin mayores preocupaciones ni exigencias. Luis Suárez dejó su gol, Iniesta un primor de asistencia y Busquets se disfrazó de artista. Pero el que más, Neymar. Con él le valió al Barça.
Mientras duró el entusiasmo inicial hubo UD frente al Barcelona. Al empuje de una afición que tenía ganas de fútbol y con el imán que siempre comportan Messi, Neymar o Iniesta. Así arrancó el partido, con una disputa más ficticia que real porque la amenaza del Barça, por mucho que empezara al ralentí, estaba bien presente. Fue Viera el que mejor y más se movió en esos compases iniciales, tratando de contagiar al resto y descolocar al adversario, cuya defensa de circunstancias por la lesión a última hora de Mascherano invitaba al abordaje. Tras dos avisos de Messi, el primero con pase al hueco que no encontró a nadie y, luego, con un remate de cabeza que se le marchó alto, llegó una acción que bien pudo cambiar las cosas en adelante. Jesé percutió con metros por la izquierda luego de pase milimétrico al espacio de Viera y fue derribado por Digné. Se admiten interpretaciones pero, reglamento en mano, y siendo el lateral francés el último defensor, esa amarilla que vio bien pudo tener una tonalidad más anaranjada. La protesta resultó unánime. Desde fuera dio la impresión que el árbitro se acobardó. Como también, pasados unos minutos, cuando dejó sin sancionar un codazo a Viera que, como mínimo, también merecía amonestación. Indultado Digné y más acomodado ya al campo el Barcelona, gestionando metros y con la UD menos precisa, con ese punto de alboroto que siempre le invade, cayó como fruta madura lo que se venía temiendo. Una acción de genio en el centro del campo de Busquets, con ruleta de videoteca para abrir espacios habilitó a Iniesta, quien vio el carril franco para la carrera de Luis Suárez, quien encaró a Varas y cedió para que ejecutase a placer Neymar. El brasileño abría así su recital. El primero de los tres que firmaría. Neymar destrozó a la UD con sus diagonales y fantasías y su recital no había hecho más que comenzar, para ruina propia. Y sin posibilidad de reacción, otro golpe al riñón y en un nuevo contragolpe letal. Así lo toleraba una UD, de nuevo rendida a Neymar cuando se sacó de la chistera un milimétrico pase a Luis Suárez en un hueco que nadie más que él supo ver. De repente, 0-2. Y frente al Barcelona eso es mal negocio.
Le tocó a Setién plantear el partido ya con todo perdido, en aras de una remontada imposible. Y a riesgo de que el roto adquiriera mayores dimensiones, como así ocurriría. Antes, un rapto de dignidad de Bigas puso el 1-2. Más cosmético que real. No estaba ya Las Palmas en el partido. Desconectados Boateng y Jesé, Roque y Viera enjaulados y con mil vías de agua atrás, apostar por la hombrada era una ingenuidad. Efectivamente, el espejismo duró lo que quiso Neymar, en estado de gracia para soltar otros dos balazos y amarrar los puntos. Una peinada de cabeza y otra de las suyas en el mano a mano con Varas dinamitaron la emoción y devolvieron a la realidad a la UD.
Lo que vino después fue puro aliño y algún intento de Messi para facturar en un campo que todavía se le resiste. No fue así y todo se quedó como estaba. Un 1-4 inapelable, que admite poco debate y refleja las diferencia que hubo entre un equipo acelererado y otro que acertó en los momentos elegidos para imponer jerarquía y salirse con la suya.
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Mejoró la UD, algo que no era muy complicado tras sainetes anteriores, y, goleada al margen, compitió como pudo. Mínimo satisfecho y mirada al frente. Con los vientos de cambio que corren, la transición que se ha hecho dolorosísima y pesada y las ilusiones ahora marchitas pero que volverán, el Gran Canaria cerró el telón a la espera de nuevos desafíos y emociones. Por esta temporada todo quedó atrás. Y pesa lo bueno. Tiene que ser así . Porque la UD sigue entre los grandes, con los mejores, en su sitio.
- Ficha técnica:
1. UD Las Palmas: Javi Varas; Míchel Macedo, Lemos, Bigas, Hélder Lopes; Montoro (Hernán Santana, min. 78); Momo (Halilovic, min. 72), Roque Mesa, Jonathan Viera (Javi Castellano, min. 85), Jesé; y Prince Boateng.
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4. FC Barcelona: Ter Stegen; Digne (André Gomes, min. 58), Marlon, Umtiti, Alba; Busquets, Rakitic (Denis Suárez, min. 79), Iniesta; Messi, Luis Suárez (Paco Alcácer, min. 79) y Neymar.
Goles: 0-1, min. 25: Neymar. 0-2, min. 27: Suárez. 1-2, min. 63: Bigas. 1-3, min. 67: Neymar. 1-4, min. 71: Neymar.
Árbitro: José Luis González González (Comité de Castilla-León). Mostró tarjeta amarilla al jugador visitante Digne (min. 6).
Incidencias: partido disputado en el Estadio de Gran Canaria, ante 22.268 espectadores.
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