La huella de piedra de Roberto Martinón
Transflora, Temple, Génesis, Plenitud, Albor o Acuario son algunas de las esculturas que forman parte del nuevo imaginario del artista canario Roberto Martinón, que se exhibe en la Fundación Mapfre Guanarteme de la capital grancanaria (calle Juan de Quesada, nº 10) hasta el próximo 22 de febrero.
Este artista, con «40 años de oficio», muestra, bajo el título de Sin piel, un total de 28 esculturas. «Utilizo distintos tipos de piedras, pero predomina el basalto. Lo considero lo más representativo de Canarias. Ese negro profundo queda muy bien en todos sitios, es como un zapato negro, pega con todo», apunta entre risas este escultor que está afincado en Tenerife desde su etapa universitaria.
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Además de basalto, las piezas que exhibe desde el viernes en Mapfre Guanarteme también están realizadas en mármol, granito y en piedra chasnera de Tenerife.
El título de la muestra hace alusión a la forma en la que el visitante contempla finalmente sus creaciones. «Llevo muchos años trabajando con la corteza natural de la piedra, pero desde hace cuatro o cinco años se la he quitado. Ahora, exhibo la piedra desnuda, sin piel, como se indica en el título de la exposición».
En esta individual, el visitante descubrirá esta evolución. Martinón incluye diez piezas con la corteza natural de la piedra y otras 18 al natural.
En todas, reconoce, el origen de su pensamiento es el mismo. «El punto de partida es invariable, aunque finalmente opte por distintas formas. El hecho de que apueste más por la desnudez de la piedra implica una mayor elaboración y mucho más trabajo en el acabado final. Desde un punto de vista estético, este paso resulta innovador dentro de mi trayectoria. He retomado casi los inicios», reconoce.
Para llegar hasta Sin piel, el responsable de individuales como Dicotomía (1996), Imagma (1998) o Ventum (2009), entre otras, explica que ha transitado por un «proceso lento», salpicado de «muchas dudas», que son las que finalmente «acaban llevando a las grandes cosas».
Durante su trayectoria, el camino ha estado guiado por una dualidad entre «lo racional e irracional». «Combino lo orgánico, que es más la vida y lo que nos rodea, con lo geométrico, que hace referencia a la razón y al hombre», dice. Siempre con una idea clara: «Quiero dejar mi huella en la tierra con las esculturas».
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