Ahab y su ‘procés’
Josep Maria Pou abre hoy la temporada del Cuyás con la adaptación teatral de ‘Moby Dick’, un ambicioso montaje sobre el lado oscuro del liderazgo, esa capacidad de los que se autoproclaman salvadores del mundo para arrastrar a las masas y satisfacer sus propios intereses. Algo similar a lo ocurrido con ‘el procés’ catalanista.
Este lunes se cumplirá un año del referéndum del 1-O, uno de los episodios más rocambolescos y tensos de la historia catalana.
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En este contexto, el veterano actor Josep Maria Pou ha sido reconocido como Català de l’Any por los lectores de El Periódico de Catalunya. «Es muy curioso que yo fuese Catalán del Año en el año más conflictivo de la historia del último siglo de Cataluña. Es algo que me abruma enormemente, pero debo decir que los estudiosos le encontraban sus razones y me las creo. Curiosamente, ese año, entre los diez finalistas al premio no había ningún político, algo muy significativo», apunta. También cree que en este reconocimiento influyó el hecho de que, durante el periodo de la votación, estuviera recorriendo los escenarios catalanes con Moby Dick, la obra que abrirá hoy la temporada en el Cuyás y con la que invita reflexionar sobre los peligros del liderazgo.
«El público no puede votar ni al Goya, ni al Gaudí, ni para el premio Nacional de Teatro... Pero cuando se le ofrece la posibilidad de demostrar su aprecio hacia alguien, la aprovecha», afirma el actor, al que le consta que el montaje ha sido muy bien recibido. «Se nota, incluso siendo un espectáculo difícil. No es para pasarlo bien, ni reírse ni relajarse. Requiere de la integración del espectador y es duro, denso y angustioso, pero aún así al público le ha entusiasmado», relata sobre esta pieza dirigida por Andrés Lima y en la que Juan Cavestany ha condensado en 90 minutos las más de 800 páginas de la obra de Herman Melville. «Es una novela tan desorbitante que hemos querido centrarnos en la figura del capitán Ahab. Un hombre –comenta Pou sobre su papel– que es, por encima de todo, un ser humano, aunque se cree un gran dios y se arroga a sí mismo la encarnación del bien en lucha contra el mal, que es la ballena, y cree que está haciendo una acción salvadora y redentora de toda la humanidad, pero en realidad actúa por un puro instinto de venganza».
Ahab, que encarna «la locura enloquecida», se obsesiona con la ballena blanca que le arrebató su pierna, pierde el control y se convierte en un «dictador para los hombres de su tripulación a fin de conseguir única y exclusivamente la satisfacción de su venganza personal, atribuyéndose una misión que nadie le ha encomendado». dice. Este dislate tiene su reflejo en la realidad. «Hay muchos ejemplos históricos de grandes líderes que han arrastrado a pueblos enteros a cosas que no eran de demasiado interés colectivo», indica sobre los dirigentes mesíanicos y totalitarios.
Este fanatismo también ha alimentado un procés catalanista fraguado, según Pou, con mentiras y promesas imposibles para crear «un clima de confrontación grave y buscando un callejón sin salida para estamparse». Un circunstancia que le aflige, ya que cree «lógicas y lícitas» las aspiraciones del pueblo catalán a ser independiente y a conformar una república si así lo decidiera la mayoría, afirma el actor que hoy saltará a la gran pantalla con El reino, una película «absolutamente necesaria» sobre la corrupción política que Pou sitúa entre las mejores producciones españolas de las últimas décadas.
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