‘Lectura fácil’

El último premio Herralde de novela, Lectura fácil, de Cristina Morales, es un libro de difícil digestión. El ánimo subversivo de la autora nos conduce por los caminos del anarcoindividualismo, una posición política que critica absolutamente todas las convenciones sociales sin ofrecer ninguna alternativa. Irreverente, desafiante, defensora de la potencia sexual femenina, anticapitalista, escatológica y antisocial, Morales no deja títere con cabeza en esta novela cuya portada reza muy acertadamente Ni amo, ni dios, ni partido, ni de fútbol.

Las protagonistas son cuatro mujeres con discapacidad intelectual que comparten un piso tutelado. Morales nos disecciona sus pensamientos y sus reacciones ante una sociedad que intenta a toda costa integrarlas eludiendo sus taras y, por tanto, su identidad.

El entramado burocrático, jurídico, asistencial y subversivo que envuelve a estas mujeres da pie a la joven escritora a emplear diferentes recursos narrativos. Así, la historia se nos cuenta a través de declaraciones ante el juez, un intento de novela escrito por WhatsApp con el alambicado método de lectura fácil ideado, en teoría, para que las personas con discapacidad intelectual puedan comprenderlo o las actas de las reuniones de las asambleas anarquistas de un ateneo libertario.

A pesar de su tono panfletario, esta enmienda a la totalidad queda reducida a un alarido para despertar el sentido crítico del lector. La ficción se esconde en la intelectualización de estas personas discapacitadas en una novela increíble que, sin embargo, nació de una inmersión en el mundo legal y real de estas personas.

El resultado es un libro furioso y divertido con el que Morales disfruta del placer de la politización, o sea, «de localizar el dedo índice de la mano, estirarlo y dirigirlo contra tu sometedor».