‘La vida de bohemia’

El más francófilo de los cineastas nórdicos, Aki Kaurismäki, antes de filmar su película más popular, Le Havre (2011), ya había fijado su mirada en la marginalidad asociada a la complicada existencia de los artistas. Lo hizo en 1992, en La vida de bohemia, una película agridulce, rodada en blanco y negro, donde nos narra las peripecias de tres creadores que sobreviven a duras penas en un París noctámbulo y canalla.

El trío está formado por Marcel, un escritor sin trabajo que recoge botellas vacías para pagarse los tragos; el romántico y noble Rodolfo, un pintor albanés sin papeles, y el pícaro Schaunard, un compositor y pianista irlandés.

Solo ellos saben lo difícil que es subsistir de su arte en un ambiente tan hostil y huyen de la incomprensión de la sociedad creando una especie de alianza amistosa y solidaria. Sin embargo, a pesar de que el simpático trío va capeando el temporal, la tragedia se cierne sobre ellos.

Kaurismäki trufa la dureza de esta historia de supervivenciacon altas dosis humor, optimismo, alegría y, sobre todo, amor por la vida. Esta positividad es uno de los distintivos de un cineasta muy comprometido socialmente, que edulcora sus feroces dramas con una visión positiva del ser humano.

En este largometraje tierno y por momentos inverosímil, los tres personajes se ven envueltos en un drama amoroso sin posible solución. Porque, aunque intentemos olvidarlo continuamente, la vida es de una crueldad intolerable; nos lo da todo para luego quitárnoslo. Quizá por ello, Kaurismäki reivindica la solidaridad y el amor fraternal para gozar y resistir en una sociedad donde, por desgracia, triunfa el individualismo más feroz.

Título original:

La vie de bohème

Año: 1992

Guion y dirección: Aki Kaurismäki, basándose en una novela de Henri Murger

Reparto: Matti Pellonpää, Evelyne Didi, André Wilms

Duración: 100 minutos.

Temas

• Cine