Contra las mentiras

Hablamos con metáforas, pero eso seguro ya lo saben. De ahí que, aunque no me guste en exceso, voy a utilizar la del cuñado. Cada vez que nos vemos inmersas en una campaña electoral nos aturullan con miles de mensajes para que nuestro voto se decante por uno u otro bando. En los últimos años el problema se ha agudizado y cada vez son mensajes más simples, más engañosos y más virales gracias a las redes sociales. Por eso toca rearmarse con argumentos frente a los mensajes de cuñados, frente a las falacias, frente a los bulos. Entre mis recomendaciones se encuentra un clásico: No pienses en un elefante, de Gegorge Lakoff (2004). Su análisis es claro, la clase política retuerce las palabras hasta hacerlas suyas llamando la atención sobre unos temas (en España están claros: Cataluña, las personas que migran, la «ideología de género») que abordan de forma interesada. Pero, si prefieren una película vean Brexit: The Uncivil War, que ya he nombrado aquí. Es una de las que mejor refleja la manipulación. Protagonizada por Benedict Cumberbatch y disponible en HBO expone cómo el uso del rastro que vamos dejando en internet es utilizado para manipularnos.

También desde las redes sociales se trabaja en contra de la mentira. El perfil de Maldito bulo es un claro ejemplo. Conformado por un grupo de periodistas, desmiente fake news y falsas creencias en ámbitos tan dispares como la política o la sanidad. Dicen ahora que el problema está en los grupos de WhatsApp. Esos de padres y madres del cole, los familiares... En todos ellos hay un cuñado (a veces más) que se siente libre para soltar la última basura que le llegó al correo. Para estos casos lo mejor es leerse el decálogo que acaba de editar el Centro Criptológico Nacional, dependiente del CNI. Son cuestiones básicas, pero nunca está mal repasarlas para que no nos la cuelen.

Título. No pienses en un elefante, George Lakoff.

Impreso por primera vez en 2004.

Última edición 2017. Editorial Península. Páginas. 160

Hablamos con metáforas, pero eso seguro ya lo saben. De ahí que, aunque no me guste en exceso, voy a utilizar la del cuñado. Cada vez que nos vemos inmersas en una campaña electoral nos aturullan con miles de mensajes para que nuestro voto se decante por uno u otro bando. En los últimos años el problema se ha agudizado y cada vez son mensajes más simples, más engañosos y más virales gracias a las redes sociales. Por eso toca rearmarse con argumentos frente a los mensajes de cuñados, frente a las falacias, frente a los bulos. Entre mis recomendaciones se encuentra un clásico: No pienses en un elefante, de Gegorge Lakoff (2004). Su análisis es claro, la clase política retuerce las palabras hasta hacerlas suyas llamando la atención sobre unos temas (en España están claros: Cataluña, las personas que migran, la «ideología de género») que abordan de forma interesada.

Pero, si prefieren una película vean Brexit: The Uncivil War, que ya he nombrado aquí. Es una de las que mejor refleja la manipulación. Protagonizada por Benedict Cumberbatch y disponible en HBO expone cómo el uso del rastro que vamos dejando en internet es utilizado para manipularnos.

También desde las redes sociales se trabaja en contra de la mentira. El perfil de Maldito bulo es un claro ejemplo. Conformado por un grupo de periodistas, desmiente fake news y falsas creencias en ámbitos tan dispares como la política o la sanidad.

Dicen ahora que el problema está en los grupos de WhatsApp. Esos de padres y madres del cole, los familiares... En todos ellos hay un cuñado (a veces más) que se siente libre para soltar la última basura que le llegó al correo. Para estos casos lo mejor es leerse el decálogo que acaba de editar el Centro Criptológico Nacional, dependiente del CNI. Son cuestiones básicas, pero nunca está mal repasarlas para que no nos la cuelen.

por Luisa del Rosario

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